La clase de ballet.1874.
Degas.
El Impresionismo
fue un movimiento pictórico que surgió en Francia en torno a 1870. El nombre
que recibe el movimiento fue atribuido por un crítico que, ante el cuadro
“impresión: amanecer” de Monet, horrorizado por lo que veía, aplicó
despectivamente este término a los pintores que lo integraban.
Su aparición coincidió con la derrota francesa en la Guerra Franco-prusiana, la
caída de Napoleón III y el Segundo Imperio, el surgimiento, derrota y represión
de la Comuna de París como primera revolución obrera y el establecimiento
posterior de la conservadora Tercera República francesa.
El Impresionismo será uno de los más determinantes en el desarrollo de la
pintura moderna por la reflexión que, sobre la constitución de la imagen
pictórica, va a iniciar. Los artistas impresionistas concluirán que lo
constitutivo de una imagen visual es la luz y la incidencia de ésta sobre los
objetos, es decir el color, y que, por tanto, será el color el que deberá
constituir la imagen pictórica. Los impresionistas buscarán captar la fugacidad
de los efectos lumínicos de momentos del día y tiempos atmosféricos distintos
sobre figuras, edificios y paisajes. Como los realistas, rechazarán todo
sentimentalismo romántico, para analizar el motivo bajo criterios
exclusivamente cromáticos.
La aparición de este movimiento no puede entenderse sin conocer las
experiencias anteriores de pintores como Constable, Corot o los de la escuela
de Barbizon, en cuanto a la costumbre de pintar del natural, o los
descubrimientos de Délacroix respecto a los contrastes de colores
complementarios y la coloración de las sombras. Otros factores que contribuirán
a la aparición del impresionismo serán los avances científicos que en el campo
de la teoría de la luz y de los colores se darán, así como la creación de
nuevos y mejores pigmentos químicos que ampliarán la paleta de colores que
podrán emplear y, también la invención y comercialización del tubo de plomo
para contener colores, que posibilitará llevar estos a cualquier sitio en un
pequeño maletín.
Los impresionistas verán sus obras rechazadas en los salones oficiales de
pintura que se celebraban en París y recurrirán a exponerlas en los llamados
salones de los independientes. Sólo un pequeño grupo de entendidos en arte
sabrá valorar a estos artistas, aunque desgraciadamente, no poseyera los medios
económicos para poder comprar esos cuadros a un precio justo.
Los iniciadores de este estilo serán Manet, Monet, Degas, Pissarro, Sisley,
Renoir y la pintora Berthe Morisot.
Nacido en una familia de la alta burguesía poseedora de un banco y de maneras
de dandy, Degas es sobre todo conocido por sus cuadros de bailarinas de ballet
clásico y los de carreras de caballos. Pero también será el primer pintor que
se introducirá en cafés, circos, cabarets y prostíbulos para captar su
ambiente y pintará cuadros de temática social ( como “las planchadoras” o “la
bebedora de absenta”) de los que hará un tratamiento naturalista en el que
huirá de juicios de valor, interpretaciones moralistas o pedagógicas moralejas
, ciñéndose a registrar como un cronista imparcial aquello que observa. Este mirada naturalista lo enlaza también con el Naturalismo literario contemporáneo de autores como Zola o Maupassant.
Desde su frustrado paso por el ejército, durante la guerra Franco-prusiana, se le
diagnosticaron problemas oculares( que en su ancianidad le llevarían a la
ceguera), Quizás por eso, Degas utilizará la técnica considerada entonces
más inocua del pastel con la que creará exquisitos dibujos. Además, innovaría
empleando la técnica de los monotipos que combinaría con el pastel y otras
técnicas pictóricas y sería también un excepcional escultor que captará con la
arcilla los fugaces movimientos de las bailarinas de ballet y los caballos de
carreras.
“La clase de Ballet” es un óleo sobre lienzo de tamaño mediano pintado por
Degas en 1874.
El tratamiento pictórico está formado por, por lo general, pinceladas sueltas y
la vez precisas que crean una variada superficie pictórica. Aunque considerado
impresionista, Degas se distancia del tratamiento pictórico de otros artistas
del movimiento como Monet, Pissarro o Sisley, en el que las pinceladas no
llegan a ser tan homogéneas ni cargadas ni crean tampoco una superficie tan
densa como en ellos. Sin embargo, vemos como Degas resuelve, por ejemplo, los
tutús sin recurrir a las tradicionales veladuras y crea el efecto traslúcido de
éstos barriendo la pintura blanca para que se funda con el color sobre el que
se aplica.
Degas, de formación académica y gran admirador de Ingres,rechazó que le
aplicaran el término de impresionista, a pesar de que exponía con los miembros
de ese grupo y le unían a ellos lazos de amistad y seguirá dando una enorme
importancia al dibujo para construir la imagen junto al color y aplicará éste
atendiendo a captar con enorme precisión la luz y sus efectos en la sala de
ensayos. Degas se diferenciará de los impresionistas en que no empleará las
osadas descomposiciones de los colores en innumerables matices de aquellos y
que en vez de mostrar interés por los efectos lumínicos y atmosféricos y el
paisaje en sus cuadros se interesará más por los espacios interiores y la
iluminación ya sea natural o artificial de ellos. La gama de colores es muy
amplia aunque dominan en ella los blancos, y verdes y marrones poco saturados.
El encuadre es innovador por el tratamiento del espacio por medio de una
forzada perspectiva cuyo punto de fuga se encuentra en el margen derecho del
cuadro, la marcada diferencia de tamaños entre los personajes situados en
distintos planos o la colocación en primer plano de un atril cuya base no
representa. Y es que uno de los aspectos más evidentes en la obra de Degas es
(¡ y he aquí otra diferencia con el impresionismo más canónico!) el interés por
las relaciones ente las figuras y el espacio en el que se mueven.. En estas
nuevas composiciones y encuadres podemos ver la influencia que tanto las estampas
japonesas, llegadas por esa época a las metrópolis europeas y que Degas como
otros impresionistas admirará, como la fotografía van a tener en su trabajo.
Si el resto de los impresionistas mostró interés por captar la fugacidad de los
efectos atmosféricos , Degas, sin embargo, captará, como el atento observador
que era, otra fugacidad: la de los gestos, actitudes y movimientos de los
personajes que representa. Así, éstos aparecen con gestos y poses absolutamente
triviales y naturalistas ( la joven del primer plano ajustándose el tutú, otra
bailando ante el concentrado maestro, otras observando a la que baila e incluso
alguna apoyada indolentemente en la pared y , aparentemente abstraída de todo).
El naturalismo en la captación de la escena también podría hacernos pensar en
las instantáneas fotográficas, aunque no debemos olvidar que en esta época
todavía no existían ya que los tiempos de exposición de las placas fotográficas
eran entonces muy largos.
Degas sería muy admirado por artistas posteriores como Gauguin o
Toulouse-Lautrec. Éste último coincidió con Degas en su interés por el mundo de
los cabarets y prostíbulos que captarán con una mirada que parece romper todos
los límites entre lo representado y quien lo representa y quiebra absolutamente
la intimidad de las escenas reproducidas.
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