Tras el final
de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se confirma como la gran potencia
dominante del llamado Mundo Occidental. Asimismo, una serie de factores van a
hacer que Nueva York se convierta en la nueva metrópoli del arte contemporáneo:
-La llegada de
muchos artistas europeos de vanguardia, huyendo del nazismo, algunos de los cuales
se establecerán como profesores de las escuelas de arte norteamericanas y las
exposiciones que celebrarán en lo EEUU harán que estas vanguardias europeas sean conocidas
de primera mano y que su influjo se extienda entre los jóvenes artistas
americanos.
- El coleccionismo de arte que tenía un gran
arraigo entre los magnates norteamericanos, seguirá creciendo aún más tras el crecimiento económico posterior a
la Segunda Guerra Mundial, abriéndose, además al Arte de las Vanguardias. Ligado
a esto, la apertura de galerías de arte (como la galería de Nueva York Art of This Century de Peggy Guggenheim) promoverá el arte de dichas
vanguardias, no sólo europeas sino también americanas.
-Además, a
partir de ahora la influencia de ciertos críticos de arte será determinante en
la promoción de una determinada corriente artística. En el caso del expresionismo
abstracto éstos serán Clement Greenberg
y Harold Rosemberg.
-La presencia de nuevos museos como el Museo de arte Moderno de Nueva York (MOMA) que fomentará el interés y el
conocimiento de las nuevas tendencias artísticas.
Gracias a estos factores, la influencia del
surrealismo y otras vanguardias provocará el surgimiento de uno de los primeros
movimientos artísticos genuinamente americanos: la Action Painting o pintura de acción Dentro de lo que llamamos Action painting se suele situar a
artistas que influidos por los procedimientos, propios del surrealismo, como el
automatismo y otros tendentes a hacer del subconsciente un eje del acto
creativo, crearán pinturas abstractas en las que el procedimiento pictórico va
a convertirse en un radical acto de liberación de los sentimientos o del estado
de ánimo, a través del gesto. El acto de
pintar se convierte en algo inmediato y espontáneo. El gesto pictórico se
amplifica; si antes el pintor manejaba el pincel con un leve movimiento de
muñeca ahora será el brazo o todo el cuerpo el que se desplazará arrastrando
las brochas sobre la superficie pictórica o salpicándola con drippings (
goteos) de pintura. En algunos casos, el
acto de pintar se convierte en una especie de ceremonia catártica que se
aproxima a los primitivos rituales chamánicos.
Los principales
pintores de la Action Painting son Willem
de Kooning, Sam Francis o Robert Motherwell aunque seguramente, el más conocido y
representativo de todos sea Jackson
Pollock.
Jackson
Pollock nació en un pueblo de Wisconsin Tras decidir dedicarse a la pintura se
estableció en Nueva York en el periodo posterior a la Gran Depresión del 29. Desde joven arrastró un problema de alcoholismo
lo que le llevó a intentar abandonar esa dependencia sometiéndose a sesiones de
psicoanálisis junguiano lo que, posteriormente, influiría en su obra. Sus primeras obras conocidas parecen derivar
de las técnicas de la pintura automática propias de los surrealistas. En 1942,
firma un contrato con la galerista y mecenas Peggy Guggenheim para exponer en
su galería y poco más tarde ésta le encarga un mural para su apartamento que,
por recomendación de Duchamp, Pollock realizará sobre un lienzo. Tras esto, se casará con la también pintora
Lee Krasner y comprarán una granja en un pueblo del estado de Nueva York y en
el granero de dicha casa establecerá su estudio. Es en esta época cuando inicia
su nuevo método de pintar en el suelo, tal y como hizo en este enorme lienzo
que vamos a comentar.
Ritmos de Otoño es un cuadro de muy grandes dimensiones ya que mide 267
x525 cm. aproximadamente y fue pintado en octubre de 1950. Pollock dispuso el
lienzo extendido, sin tensar en el suelo ( lo que es una novedad respecto a la costumbre de colocarlo verticalmente,
bien sobre un caballete o bien apoyado en la pared) y con la tela en crudo ( es
decir, sin prepararla para sellarla y que no absorba la pintura). , Combinando momentos de reflexión y
observación de lo que iba haciendo con otros de frenesí creativo, se colocaba muy
cerca de los bordes, inclinándose sobre la superficie del lienzo, moviéndose alrededor
de éste , amplificando, como hemos dicho el gesto pictórico, ya que pintará con
prácticamente todo el cuerpo , oscilando e inclinando su tronco sobre el lienzo
y extendiendo sus brazos . En este caso emplea esmalte sintético y pintura de
carrocería de unos pocos colores ( Negro, ocre, blanco y azul )que aplicará
sobre la superficie del cuadro empleando grande brochas empapadas, utilizando
la técnica del “dripping”(goteo), es decir, agitando la brocha para que salpique
de color al cuadro o vertiendo el color
directamente desde el bote de pintura o haciendo , también, que el sobrante de
pintura de la brocha chorree sobre la superficie(de modo semejante a lo que Max
Ernst denominaba “azar controlado”). Pollock otorga un protagonismo en su acto
de pintar a la gravedad y a la viscosidad de la pintura, controlando de alguna manera
el goteo, modificando la densidad de la pintura, bien engordándola o bien
diluyéndola con disolventes. Según la densidad de la pintura, ésta es más o
menos absorbida por el lienzo por lo que se combinan las calidades mates y más
tenues con las algo más densas y brillantes.
La imagen final
recoge ese caos de gestos, a veces violentos, traduciéndose en densas
acumulaciones de chorretones superpuestos, ritmos circulares, espirales y
vaivenes. Pollock emplea la línea, pero esa línea, elemento esencial del dibujo
que sirve para definir las formas, subvierte precisamente esa función delimitadora
y es ahora un trazo irregular que serpentea constantemente y cuya anchura varía
por el ritmo y el grosor de las gotas que la crean. Los ritmos serpenteantes y
cimbreantes de Pollock, además, diluyen la dialéctica entre línea y color y
desvanecen cualquier sensación de punto focal o centro de la composición.
Pollock decía:
“La fuente de mis pinturas es el inconsciente”. Lo que se presenta ante nuestros
ojos es la pura energía liberada, la expresión pura, resultado de la inmediatez
del procedimiento en el que ese estado de inmersión total convierte el acto
pictórico en algo catártico, un acto de liberación de la expresión. El hecho de que esté pintado en el suelo subvierte
el principio de nuestra mirada que desde nuestra posición de alzados de pie se ejerce
en horizontal. El que el lienzo se
exponga finalmente en vertical no anula esta subversión porque su imagen, con
los goteos y vertidos de pintura, desvela el modo en que se ha realizado. El éxito
fulgurante de Pollock le hizo protagonizar portadas y artículos de las
principales revistas de la época Pollock moriría tan solo 6 años más tarde de
realizar este cuadro tras estrellarse borracho con su coche. Para entonces se
había convertido en el artista estadounidense más influyente no sólo entre sus conciudadanos
sino en el panorama artístico mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade, por favor, tu comentario: