domingo, 12 de septiembre de 2010
Entierro de Cristo. Caravaggio.1602-1603.
Caravaggio va a ser el gran genio del primer barroco. Su obra va a tener una influencia enorme y decisiva en este estilo artístico que se desarrollaría principalmente a lo largo del siglo XVII y parte del XVIII cuando evolucionará hacia las formas del más frívolo rococó.
Caravaggio nació en Milán en 1571 y desde joven mostró un gran talento para la pintura. Su formación se produjo en su ciudad natal, dónde admiraría la Última Cena de Leonardo, en Caravaggio, pueblo del que provenía su familia y del que tomará su nombre y en Venecia. Joven y necesitado, se dirigió a Roma dónde tras pasar numerosas dificultades logró hacerse con el aprecio y la protección de algunos notables romanos que admiraron el naturalismo de su obra. Pero Caravaggio sentía una gran atracción por los ambientes de los bajos fondos, de los que en numerosas ocasiones extrajo sus modelos, y tenía también un carácter pendenciero y violento que le granjeó numerosos problemas hasta el punto de que sería condenado a muerte en Roma por asesinar a un caballero en una disputa tras una apuesta. Dicha condena a muerte obligó a Caravaggio a huir de Roma, primero a Milán y luego a Malta dónde obtuvo la protección del Gran Maestre de la orden de Malta, y dónde pretendió convertirse en caballero de dicha orden. Sin embargo, una acusación de pederastia le obligó a huir otra vez y dirigirse a Sicilia. Más tarde, recibió la noticia de su indulto en Roma y se embarcó para volver a la Ciudad Eterna pero en una escala de su viaje de vuelta falleció en 1610 en extrañas circunstancias.
A pesar de que la influencia posterior de su arte fue enorme, sus pinturas fueron también muy controvertidas ya que muchas personas le achacaron el que sus pinturas religiosas carecían del necesario decoro al utilizar como modelos personajes de las tabernas y burdeles o al mostrar un naturalismo morboso (tanto en la representación de la violencia como en sus gestos demasiado naturalistas, que huían de la contención renacentista).
La magnífica técnica naturalista y, sobre todo, su creación de la técnica tenebrista (que consiste en situar la escena en un espacio oscuro iluminado por un foco de luz que estaría situado fuera de la imagen y que produce, por sus violentos y marcados contrastes entre luces y sombras una perfecta modulación de los objetos) se convertirán en un modelo a seguir por la mayoría de los artistas barrocos posteriores.
Este cuadro del entierro de Cristo se haya en los Museos Vaticanos de Roma.
Se trata de un óleo sobre lienzo de 203 cm de anchura por 300 cm de altura.
Aunque la pintura posterior del barroco se caracterizará por el interés por lo pictórico que se patentizará en el juego con las distintas calidades de la textura pictórica en la superficie del cuadro y en que podremos apreciar el recorrido de algunas pinceladas sobre ésta, Caravaggio pinta todavía por medio de delicadas veladuras y de pinceladas que se funden cuidadosamente en una uniforme superficie pictórica.
La composición del cuadro esta dominada por la diagonal que asciende desde el vértice inferior izquierdo al superior derecho marcada por las partes iluminadas de los cuerpos de los personajes.
En el cuadro predominan los tonos prácticamente negros del fondo y el blanco y los colores cálidos ( carne, rojos ,sienas,…) de las figuras.
Como ya hemos dicho una de las grandes aportaciones de Caravaggio es la técnica tenebrista. En este cuadro, ésta se concreta en el modo en que un foco de luz situado sobre el vértice superior izquierdo del cuadro ilumina a las figuras de la composición, recortándolas sobre el fondo en penumbra y modelándolas violentamente por medio de un claroscuro muy acusado.
El tratamiento de la imagen huye de toda estilización o idealización, rompiendo con la tradición renacentista y manierista y se hace radicalmente naturalista, tal y como podemos ver en el color del cuerpo muerto de Cristo o en el rostro de Nicodemo( el viejo barbudo del primer plano).
También encontramos una ruptura con la tradición renacentista en la huida de la contención renacentista a favor de una expresividad mucho más acusada que se convertirá también en uno de los rasgos distintivos de la pintura barroca naturalista. La Europa católica de la Contrarreforma verá en la expresividad naturalista del arte una herramienta eficaz para incidir en el ánimo del fiel, buscando la empatía de éste ante el dolor y sufrimiento padecidos por las figuras religiosas representadas.
Caravaggio elimina de las imágenes religiosas la distancia entre el espectador y el tema que parece estar sucediendo a nuestro lado. El cuadro ya no es un espacio cerrado sino que lo representado parece ser un fragmento de una realidad que se extiende infinitamente. Esto se concreta, por ejemplo, en el modo en que Caravaggio dispone la losa de piedra en la parte inferior de la imagen como si se tratara de un escalón que de ser ascendido nos introdujera en la escena representada. A eliminar los límites entre el espacio de representación y el real en el que está situado el espectador contribuye también el escorzo del brazo de Nicodemo que parece que va a salirse de la imagen y la mirada del mismo personaje que parece observar fijamente al espectador, atrayendo su mirada hacia la escena representada y , de alguna manera, haciéndole participe de ella. Estos recursos se generalizarán en la pintura barroca .
El naturalismo de Caravaggio alcanza incluso la representación de la planta del primer plano.
El tema del entierro de Cristo introducido en el sepulcro por San Juan y Nicodemo, mientras las Tres Marías ( La Virgen, madre de Jesús, María Magdalena y María la de Cleofás), lloran su muerte era un tema frecuente en la iconografía cristiana y en el caso de este cuadro de Caravaggio está genialmente tratado y cosechó esta vez la admiración unánime de los contemporáneos que lo contemplaron.
Autor de otras obras como la Cena de Emaús, la Conversión de San Mateo, la muerte de la Virgen, Judith y Holofernes o David y Goliat, Caravaggio será con sus hallazgos formales uno de los artistas más admirados y determinantes de la historia del arte y sin él, no podríamos explicar la obra de Ribera, Zurbarán, Velázquez , Rembrandt, La Tour y muchos otros grandes de la historia de la pintura.
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