El renacimiento pleno del primer Cinquecento se caracteriza por llevar a sus últimas consecuencias los ideales estéticos del siglo anterior: búsqueda de la unidad de la imagen basándose en la subordinación de los distintos elementos compositivos en aras de ésta, composición de la imagen utilizando formas geométricas simples( triángulos,…) para estructurarla, preponderancia del dibujo sobre el color( en el contexto florentino y romano), ausencia de expresión en los personajes, utilización de las perspectivas cónica frontal y aérea para unificar y dar coherencia a la imagen. Los principales artistas de este periodo son Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael en el ámbito florentino y romano y Giorgione y Tiziano en el veneciano.
Miguel Ángel es uno de los más grandes artistas del Cinquecento, tanto en la etapa del Renacimiento Pleno como en la posterior del Manierismo.
Ejemplo de artista multidisciplinar y total. Fue escultor, pintor, dibujante, poeta y arquitecto. Nació en 1475 en las proximidades de Florencia y se formó como aprendiz en el estudio del pintor Ghirlandaio. Sus primeras obras conocidas fueron talladas con 17 años.
El fundamento del arte de Miguel Ángel es la adoración de la belleza del cuerpo humano. Así, en la obra de Miguel Ángel el cuerpo humano tiene un protagonismo total.
Por lo general, las figuras de Miguel Ángel tendrán físicos poderosísimos, los cuerpos por él representados tienen una fortaleza, vigor y rotundidad que los convierten en una especie de personajes suprahumanos , semejantes a titanes, reflejo de la fortaleza espiritual que quiere atribuirles y ejemplos de unos valores y una belleza que nos parecen casi inalcanzables.
La idealización de los cuerpos de Miguel Ángel procede de un profundo conocimiento y de un estudio de las formas naturales. Adscrito a la filosofía neoplatónica, quiso crear un arte dotado de un vigor, y una épica que trascendieran la naturaleza. Miguel Ángel tenía una profunda fe en la belleza del mundo material pero no creía en la imitación exacta de la naturaleza. El artista alcanza una belleza superior a la de la naturaleza sólo mediante la imaginación. Para Miguel Ángel, la belleza es el reflejo de lo divino en el mundo material.
En Miguel Ángel es muy evidente su evolución desde presupuestos clásicos hasta otros plenamente manieristas, pero incluso en sus primeras obras, observamos en las estilizaciones corporales y en las torsiones de los cuerpos un aliento premanierista.
Si en sus primeras esculturas(la Pietá del Vaticano, La Virgen con el Niño de Brujas, el Baco, el David o el Moisés) vemos un clasicismo extremo, pronto aparecen en Miguel Ángel aspectos estilísticos nuevos que lo alejan del clasicismo y prefiguran el manierismo del que será motor y máximo representante: posturas quebradas e intranquilas, formas inacabadas y superficies rugosas y sin pulir y un recurso al Non finito que es una utilización consciente de la superficie mate y rugosa en su cualidad “ pictórica”.
En este Non finito podemos ver también la adscripción de Miguel Ángel al platonismo, con su creencia acerca de que la idea ya está contenida en el bloque de mármol y que el escultor es el agente que la saca a la superficie, de modo que, cuando esa idea está ya clara, ya ha aflorado, no es necesario insistir más en ella incidiendo en sus detalles. Dicho Non Finito podemos observarlo tempranamente en los esclavos tallados para el sepulcro de Julio II o en el San Mateo, , más adelante en los monumentos funerarios de Lorenzo y Julián de Médicis, en especial en la figura del Ocaso del sepulcro de Julián y más adelante tanto en la Pietá del Duomo de Florencia (tallada cuando Miguel Ángel tenía 70 años) y en la Pietá Rondanini (que dejó inacabada al fallecer con 89 años ).
Aunque Miguel Ángel manifestó en algunas ocasiones su desprecio por la pintura, fue un pintor extraordinario, creador con los frescos de la Capilla Sixtina de uno de las obras pictóricas más importantes de todos los tiempos. En dicha Capilla realizó los frescos que cubren los aproximadamente 500 metros cuadrados de superficie de la bóveda entre 1508 y 1512, siendo una de las obras cumbre del Renacimiento Pleno y ya entre 1535 y 1541 el Juicio Final que cubre el ábside y cuya estética es plenamente manierista. Otra vez en ambas obras pictóricas, además de la temática religiosa que ilustran, observamos la glorificación del cuerpo humano desnudo. Así, no sólo en las imágenes del Génesis pintadas en la bóveda sino situadas en las cornisas y adosadas las pilastras de la falsa arquitectura que pinta para compartimentar la superficie de la bóveda aparecen centenares de figuras masculinas desnudas y” putti”en las más variadas posturas, con magistrales torsiones y escorzos. Su fascinación por el cuerpo masculino le llevó incluso a representar al implacable y vigorosísimo Cristo del Juicio Final completamente desnudo. (Aunque posteriormente un papa ordenara cubrirlo a un colaborador de Miguel Ángel, tras la negativa de éste a hacerlo).
También en la arquitectura va a ofrecer Miguel Ángel unas aportaciones fundamentales a este arte. Realizará la Biblioteca Laurenciana en Florencia, cuya escalera de acceso en el vestíbulo es un ejemplo de cómo obtener una imagen de rotundidad y majestuosidad en un pequeño espacio, la plaza del Campidoglio en Roma y, tras la muerte de Sangallo el Joven, que a su vez había sucedido a Bramante, tomará la dirección del proyecto de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, para la que proyectará una inmensa cúpula nervada sobre tambor.
Si evocamos algunas de las obras de Miguel Ángel, como la Piedad , el David o el Moisés, los frescos de la Capilla Sixtina o la cúpula de San Pedro su figura emerge como una de las más importantes de la historia del arte.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Miguel Ángel
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