martes, 27 de octubre de 2009
" Caja vacía como conclusión experimental" de Jorge Oteiza.1959.
Jorge Oteiza nació en Orio en 1908. A finales de los años 20 se inició en la escultura tomando contacto en Donostia con algunos inquietos jóvenes artistas como Nicolás de Lekuona que darán origen al verdadero primer grupo de artistas de vanguardia surgido en Euskadi.. En 1935 partió a América del sur. Su periplo americano se prolongó hasta 1949, cuando vuelve a un país que era un desierto cultural bajo el franquismo.
En 1951, Oteiza, a requerimiento de los arquitectos Laorga y Saiz de Oiza, que habían ganado el proyecto para la realización de la nueva basílica de Arantzazu, se implicará en el diseño de la decoración escultórica de la fachada para la que realizará sus célebres grupos de los apóstoles y la Piedad.
Pero el momento de mayor esplendor creativo de Oteiza es entre los años1956 y 59 cuando realizará su investigación sobre la escultura que con el título “Propósito Experimental” conquistará el máximo galardón de la Bienal de Sao Paulo de 1957 y que en 1959 le llevará a dar por concluida dicha investigación y con ella su actividad como escultor.
Ya en los años anteriores la intuición de Oteiza le llevará a hacer presentes en sus formas escultóricas espacios vacíos que poco a poco irán adquiriendo más protagonismo y presencia en sus obras. En las primeras obras abstractas, contemporáneas a las todavía figurativas de los apóstoles, aparecen, como en ellos, superficies cóncavas. Posteriormente, practicará pequeños agujeros que taladrarán los cuerpos escultóricos a los que llamará condensadores de luz.
A partir de 1956, en sus obras prismáticas talladas en piedra e inspiradas en las formas del suprematismo Ruso y en especial de Malevich ( por algo llamará a los planos constitutivos de estas formas “Planos Malevich” y a los prismas resultantes “cuboides Malevich”), irán apareciendo espacios cóncavos más grandes o espacios vacíos resultado de la eliminación en una esquina del bloque de un cuerpo prismático más pequeño. Oteiza verá con precisión e intuición extraordinarias que esos espacios se constituyen como espacios receptivos, como lugares que pueden ser llenados espiritualmente y su trabajo irá en la dirección de hacer cobrar a estos espacios vacíos más y más importancia en la forma escultórica a costa de eliminar la masa de ésta. La conclusión a esto serán las series acerca de la desocupación de la esfera y del cubo (de las cuales esta caja vacía que comentamos es un ejemplo significativo) en las que la materia escultórica se reduce al mínimo y en su lugar aparecen bandas arqueadas de hierro, en el caso de las esferas, y planos recortados también de hierro, en el de los cubos, para poder definir un espacio vacío receptivo o un volumen desocupado.
" Caja vacía como conclusión experimental" ,realizada por Oteiza en 1958.es , como su nombre indica, la conclusión de us investigación acerca de los espacios vacíos realizados a partir de lo que el llama las construcciones vacías ( formas prismáticas, diedros, triedros y cajas vacías). Se trata básicamente de una forma cúbica de 40 cm. de arista, constituida por planos de chapa de hierro de unos 3 mm. de grosor `perfectamente unidos por soldaduras eléctricas imperceptibles tras el pulido de éstas.
Una masa cúbica ocupa un espacio llenándolo físcamente. Sin embargo, Oteiza practica unos cortes oblicuos respecto a las aristas en los planos del cubo, eliminando porciones cuadrangulares de éstos, de modo que los planos que quedan siguen definiendo una forma cúbica en el espacio pero dejan a la vista el interior del cubo que queda delimitado y al que podemos acceder visualmente.De este modo, Oteiza prosigue aquella inquietud de la escultura del siglo XX de crear unas formas en las que la escultura no sea ya sólo un volumen en el espacio ocupado por una masa sino unas formas que establezcan una relación más fluida con el espacio circundante. Si algunos escultores prolongan líneas y planos hacia afuera o dibujan con líneas en el espacio(Picasso, Julio González o Calder ), Oteiza acota el espacio pero dejándolo que fluya visualmente con el exterior y haciéndolo recogido e introspectivo.
Así, Oteiza creará una escultura totalmente nueva en la que , como en este caso, los espacios vacíos cobrarán un protagonismo fundamental como “espacios receptivos” , es decir, espacios que quien contempla la escultura podrá llenar espiritualmente. La obra elimina toda expresión, todo discurso, y se abre receptiva a la relación con el espectador. Reflejo de esta visión de Oteiza acerca de los espacios vacíos es que a algunos de estos cubos les llame " Cajas metafísicas".
Oteiza da por concluida su investigación sobre los espacios vacíos en 1959 y, por tanto, finalizada su actividad como escultor. A partir de entonces, dirá, no necesitar ya la escultura. A pesar de todo, siguió trabajando ocasionalmente (como en su laboratorio de tizas de los años 70), y escribió libros muy influyentes e el convulso mundo cultural, artístico y político de los años 60, 70 y 80 como los titulados " Quosque tandem" o " ejercicios espirituales en un tunel" en los que intentará definir la identidad vasca no en base a criterios de raza o de lengua sino a criterios culturales y de sensibilidad artística; así, sostendrá que los vascos tienen una sensibilidad especial hacia los espacios vacíos.
Con todo esto, Oteiza se convertirá en el gran gurú del arte vasco, con sus éxitos y sus fracasos, sus genialidades y sus errores y la extraordinaria influencia, tanto positiva como negativa que su obra y escritos van a tener en generaciones de artistas posteriores; positiva en aquellos como Txomin Badiola, Ángel Bados, Pello Irazu o Juan Luis Moraza,que constituyeron la llamada nueva escultura vasca de los 80y no tan positiva en algunos artistas que tomaron una interpretación más localista y limitada del trabajo oteiciano.
Además, formalmente su obra ha sido considerada como un genial precedente del minimalismo de los 60.
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