Un concepto determinante en el arte griego es el de lo clásico. Dicho concepto será fundamental en todo el arte occidental posterior como podremos ver, entre otros, en el arte romano o posteriormente en el arte del Renacimiento o del Neoclasicismo.
La imagen clásica es aquella, ya sea pintura, escultura o arquitectura, en la que se dan un perfecto equilibrio, armonía y proporción entre las partes que componen un todo, en el que cada una tiene una presencia clara pero no preponderante sobre las otras. Así, la visión de las partes se supedita a la consecución de un todo unitario, armónico y coherente.
En la imagen arquitectónica, esto se conseguirá utilizando los órdenes. Un orden arquitectónico estipula los elementos que componen la imagen arquitectónica, estableciendo su forma, tamaño y posición y las proporciones entre ellos en aras de obtener una imagen armónica y, por tanto, bella.
Los órdenes mencionados son el dórico, el jónico (surgidos ambos en el siglo VII a. C.) y el corintio (que surge ya en época clásica).
Pero además, los griegos verán que las proporciones, y ritmos ideales de los demás elementos de la composición arquitectónica como plantas y fachadas podían ser formulados, quizás por influencia pitagórica, por medio de determinadas relaciones matemáticas y geométricas en las que emplearán las fórmulas de las proporciones áureas o del rectángulo áureo. Éste último por ejemplo, es aquel en el que se establece la relación más armónica y proporcionada entre su base y su altura .
En escultura, la forma clásica será el resultado de la evolución de distintas tendencias contrapuestas que parecen traducir a su vez la evolución de los conflictos socio-políticos surgidos entre la clase aristocrática y la clase comercial y los valores e intereses ligados a éstas.
El antiindividualismo, la rigidez, la estereotipación, el convencionalismo y la inexpresividad formales ligadas a los valores de la clase aristocrática gobernante habían dado paso lentamente, a lo largo del periodo arcaico, a cierta tendencia hacia el naturalismo o la caracterización individual, propios de los valores de una clase comercial ascendente social y políticamente.
La llegada de los regímenes democráticos a algunas polis griegas en torno al comienzo del siclo V a. C, parece tener su paralelismo en la escultura en la concreción de los valores clásicos:
La imagen escultórica clásica debe ser bella, armónica y proporcionada. Al tratamiento naturalista del cuerpo se sumará una cuidada aplicación de cuales deben ser las proporciones ideales de éste, por medio del canon, o una composición equilibrada y una ausencia de dinamismo en ésta y de dramatismo o expresión en el gesto, pervivencia de los antiguos valores aristocráticos que consideraban lo dramático o expresivo como indecoroso. También será pervivencia de estos valores la representación de cuerpos masculinos desnudos que presentan físicos cultivados y vigorosos entrenados para las competiciones deportivas y la guerra pero de formas armónicas y contornos fluidos.
El 1º canon fue establecido por Polícleto a mediados del siglo V a. C., en un texto así titulado y lo “ilustró” por medio de la escultura llamada “ El doríforo”. Dicho canon pretenderá establecer las proporciones ideales de la representación del cuerpo humano y de los distintos elementos que lo componen para que su imagen sea lo más equilibrada, armónica y, por tanto, bella que sea posible.
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