martes, 4 de agosto de 2009
Laoconte y sus hijos.Autores: Hagesandro, Atanodoro y Polidoro. Siglo I.
Hagesandro, Atanodoro y Polidoro: Laocoonte y sus hijos. Siglo I. Es una de las obras más conocidas del Helenismo.Se pone como fecha de inicio del helenismo la de la muerte de Alejandro Magno y la división de su imperio (323 a. C.) y como final el siglo I.
El contacto con las culturas orientales, será determinante en la evolución del arte griego así como la expansión definitiva de una economía basada en el comercio. Como consecuencia de esto, habrá una mayor pluralidad de gustos. Convivirá el gusto por lo clásico y las consiguientes copias de sus modelos con el interés por formas y composiciones más dinámicas, sensuales y expresivas en las que la estilización se hará mayor y en las que crecerá también el interés por lo dramático.
Se cree que puede ser una versión alterada de un grupo en bronce de hacia el 200 a. C. Aunque también hay quienes creen que puede ser original. El conjunto escultórico describe el momento en el que el sacerdote troyano Laocoonte y sus hijos son atacados por una serpiente marina enviada por Poseidon para evitar que avisen a sus conciudadanos sobre el riesgo del caballo de Troya. Los autores pertenecían a un taller de Rodas.
El grupo escultórico, cuya figura principal, Laocoonte, en el centro de la composición es de tamaño algo mayor que el natural ( mide 245 cm de altura), fue primorosamente tallado en mármol y cuidadosamente pulido para reproducir con fidelidad la calidad de la piel de los o los músculos en tensión de los personajes. Los escultores emplearon también el trépano para crear efectos de claroscuro o tallar primorosamente los rizos del cabello y la barba de Laocconte o el interior de su boca. Como es característico del Helenismo, la representación incide en lo dramático exagerando la torsión y la tensión de los cuerpos en una composición dinámica y barroca dominada por la diagonal ascendente del cuerpo de Laocoonte, y en la que destacan también los enroscamientos de los cuerpos de las serpientes. Llama la atención, asimismo, la vigorosa anatomía del personaje principal , de musculatura mucho más acusada y tensa que abandona la armonía y la equilibrada proporción características de los cuerpos del Clasicismo y que contrasta con las de sus hijos que aparecen como adolescentes a los que se hubiera representado a otra escala distinta y menor a la del padre. La enorme expresividad de los gestos de dolor, tensión y temor de los personajes olvida también la contención clásica.
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