jueves, 4 de marzo de 2010

Las Sabinas interponiéndose entre sabinos y romanos.1799. David.


El Neoclasicismo, movimiento artístico al que pertenece este cuadro, surgirá a mediados del siglo XVIII, claramente asociado al contexto en el que se desarrolla la Ilustración. Es decir, en una sociedad en la que la burguesía vuelve a detentar el poder económico y en el que las grandes transformaciones sociales y económicas tendrán como impulsora a esta clase social. Sin embargo, este poder económico no irá unido al político que seguirá siendo detentado por las monarquías absolutas que, en algunos casos, intentarán camuflar su carácter intrínsicamente despótico introduciendo levísimas reformas y haciéndose rodear de personajes de espíritu ilustrado que las asesoraran.
En Francia, el espíritu ilustrado y las exigencias de la burguesía de que a su importancia económica le correspondiera también un protagonismo en lo político y una capacidad de decisión, impulsarán la voluntad de cambio que dará como fruto la Revolución de 1789 y que, a su vez, derivará hacia el Primer Imperio napoleónico, durante los cuales el neoclasicismo ,que ya había sido del gusto de las monarquías ilustradas, se convertirá en el arte oficial (y que, por ejemplo, al aplicarse durante el periodo napoleónico en las artes decorativas, recibirá el nombre de estilo Imperio). El desarrollo del Neoclasicismo estará muy unido al espíritu racionalista de la época, espíritu que no sólo tendrá su influencia en el desarrollo de la filosofía, las ciencias y otros saberes y en los nuevos inventos y descubrimientos científicos y técnicos, sino que también se aplicará en las nuevas formas de producción que comenzarán a aplicarse en el inicio de la Revolución Industrial (que se producirá inicialmente en este periodo en Inglaterra).
La mirada respetuosa hacia el arte Clásico que había surgido intermitentemente en todas las corrientes del Arte europeo vuelve, pues, a aparecer con el neoclasicismo.
El interés por lo clásico hará que esta pintura destaque la primacía del dibujo, que será muy minucioso, sobre el color que será aplicado, otra vez con voluntad de supeditarlo al logro de la unidad de la imagen y descartando los valores propiamente de la materia pictórica haciendo que las pinceladas se fundan y el gesto y la impronta desaparezcan. Se buscarán otra vez composiciones unitarias y estables basadas en formas geométricas simples y las figuras representadas evocarán las de las esculturas clásicas griegas con posturas algo rígidas, descartando lo dinámico y expresivo a favor de lo estable, armónico y severo.
Jacques Louis David es uno de los máximos exponentes del Neoclasicismo francés que se convertiría con él a la cabeza en el arte oficial de la revolución francesa y del posterior imperio napoleónico.
En la pintura de David, como en la de otros pintores neoclásicos el interés por lo clásico se fusionará con unos procedimientos pictóricos cuyas referencias están en la pintura del Renacimiento, especialmente en Rafael. De este modo, destacarán la preponderancia del dibujo sobre el color, la rigidez escultórica de las figuras, la iluminación general de la imagen sin contrastes fuertes ni recursos tenebristas y el modelado suave que contribuyen en sus cuadros a la unidad y el equilibrio de la imagen y a la búsqueda de una belleza basada en estos aspectos. David fue además un refinadísimo retratista, cuyos retratos son un magnífico testimonio de la moda del estilo Imperio (es decir, de la aplicación de la moda neoclásica a los muebles y la vestimenta durante el imperio napoleónico). La adhesión de David a los ideales revolucionarios y napoleónicos fue tal que, cundo se produjo la restauración borbónica en Francia tuvo que marchar al exilio en Bruselas dónde falleció. Además del comentado,otros cuadros suyos son” Marat asesinado”, “El juramento de los Horacios”,” la muerte de Sócrates”, “la Coronación de Napoleón” y numerosos retratos.

Las Sabinas interponiéndose entre sabinos y romanos es un óleo sobre lienzo de gran tamaño ( 385x522cm.) , como acostumbraba a hacerse en los lienzos de temática histórica y factura académica tan comunes en el siglo XIX y de los que este cuadro es un claro precedente.
Podemos decir que en este cuadro, como también es característico de la pintura neoclásica, no hay valoración de lo pictórico: las pinceladas, se funden imperceptiblemente, creando una superficie pictórica homogénea. Es evidente la primacía del dibujo sobre el color, tal y como es habitual en como en la pintura del Quattrocento o del Renacimiento Pleno, Mientras que en sus retratos, David optaba por utilizar un claroscuro muy poco acusado aquí la luz difusa de la escena genera, sin embargo un contraste entre luces y sombras mayor, como podemos apreciar claramente en el cuerpo del romano que porta el escudo redondo con la loba.
La composición es equilibrada disponiendo los personajes en una banda horizontal de modo que los que están en primer plano ocultan a la masa de soldados que está detrás de ellos. La gama de colores es muy amplia. El empleo de la perspectiva aérea para dar profundidad a la imagen se aprecia en el hecho de que las figuras que aparecen en primer plano tienen los contornos más definidos mientras que las que están detrás, y aún más las murallas y la colina romana que aparecen en el fondo, aparecen con los colores más suaves y los contornos más difuminados. Las figuras están perfectamente dibujadas y los cuerpos equilibrados y clásicos así como las poses algo rígidas de algunas de ellas parecen una transposición a la pintura de algunas conocidas esculturas clásicas griegas. Sin embargo, la mencionada rigidez de las figuras de los guerreros que encabezan los bandos sabino y romano contrasta con las poses más naturalistas y los gestos más dramáticos de las figuras femeninas del centro.
El tema se basa en el origen mítico de Roma. La leyenda cuenta que tras la fundación de Roma y a falta de mujeres, su rey Rómulo ideó una treta para secuestrar las mujeres de un pueblo vecino, Sabinia, para convertirlas en sus esposas. Años más tarde, cuando los sabinos se encontraron con fuerza suficiente para vengarse de los romanos, organizaron una expedición de castigo contra Roma. Cuando estaban a punto de derrotar a los romanos, las sabinas, ahora mujeres y madres de romanos, se interpusieron entre sus padres y hermanos sabinos y sus maridos romanos y consiguieron la reconciliación de los dos bandos.
David empleó el tema como metáfora del momento que atravesaba la naciente Francia en la que facciones políticas contrarias se enfrentaban ardorosamente mientras el país era amenazado por todas las potencias monárquicas absolutistas extranjeras con interés pedagógico. David pretendía decir: Abandonad vuestras disputas, olvidad vuestras diferencias y uníos contra los enemigos externos en pos del bien común.
Como hemos dicho, la obra de David se convirtió en uno de los instrumentos que ensalzó la nueva Francia republicana primero y el imperio napoleónico inmediatamente posterior.
Aunque David sufriría el exilio tras la caída de Napoleón y la restauración de la monarquía absoluta de los Borbones, su arte, como el de otros pintores neoclásicos como Ingres, se convirtió en el arte académico de comienzos del siglo XIX y estos cuadros de temática histórica inauguraron toda una corriente de pintura de temática histórica y de factura académica muy del gusto burgués y a la que se enfrentarán sucesivamente todos los movimientos artísticos( Romanticismo, Realismo, Impresionismo, Simbolismo,…) que surgirán en ese siglo.

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