domingo, 17 de marzo de 2024

La clase de ballet.1874. Degas.

 

La clase de ballet.1874. Degas.


El Impresionismo fue un movimiento pictórico que surgió en Francia en torno a 1870. El nombre que recibe el movimiento fue atribuido por un crítico que, ante el cuadro “impresión: amanecer” de Monet, horrorizado por lo que veía, aplicó despectivamente este término a los pintores que lo integraban.
Su aparición coincidió con la derrota francesa en la Guerra Franco-prusiana, la caída de Napoleón III y el Segundo Imperio, el surgimiento, derrota y represión de la Comuna de París como primera revolución obrera y el establecimiento posterior de la conservadora Tercera República francesa.
El Impresionismo será uno de los más determinantes en el desarrollo de la pintura moderna por la reflexión que, sobre la constitución de la imagen pictórica, va a iniciar. Los artistas impresionistas concluirán que lo constitutivo de una imagen visual es la luz y la incidencia de ésta sobre los objetos, es decir el color, y que, por tanto, será el color el que deberá constituir la imagen pictórica. Los impresionistas buscarán captar la fugacidad de los efectos lumínicos de momentos del día y tiempos atmosféricos distintos sobre figuras, edificios y paisajes. Como los realistas, rechazarán todo sentimentalismo romántico, para analizar el motivo bajo criterios exclusivamente cromáticos.
La aparición de este movimiento no puede entenderse sin conocer las experiencias anteriores de pintores como Constable, Corot o los de la escuela de Barbizon, en cuanto a la costumbre de pintar del natural, o los descubrimientos de Délacroix respecto a los contrastes de colores complementarios y la coloración de las sombras. Otros factores que contribuirán a la aparición del impresionismo serán los avances científicos que en el campo de la teoría de la luz y de los colores se darán, así como la creación de nuevos y mejores pigmentos químicos que ampliarán la paleta de colores que podrán emplear y, también la invención y comercialización del tubo de plomo para contener colores, que posibilitará llevar estos a cualquier sitio en un pequeño maletín.
Los impresionistas verán sus obras rechazadas en los salones oficiales de pintura que se celebraban en París y recurrirán a exponerlas en los llamados salones de los independientes. Sólo un pequeño grupo de entendidos en arte sabrá valorar a estos artistas, aunque desgraciadamente, no poseyera los medios económicos para poder comprar esos cuadros a un precio justo.
Los iniciadores de este estilo serán Manet, Monet, Degas, Pissarro, Sisley, Renoir y la pintora Berthe Morisot.

Nacido en una familia de la alta burguesía poseedora de un banco y de maneras de dandy, Degas es sobre todo conocido por sus cuadros de bailarinas de ballet clásico y los de carreras de caballos. Pero también será el primer pintor que  se introducirá en cafés, circos, cabarets y prostíbulos para captar su ambiente y pintará cuadros de temática social ( como “las planchadoras” o “la bebedora de absenta”) de los que hará un tratamiento naturalista en el que huirá de juicios de valor, interpretaciones moralistas o pedagógicas moralejas , ciñéndose a registrar como un cronista imparcial aquello que observa. 
Este mirada naturalista lo enlaza también con el Naturalismo literario contemporáneo de autores como Zola o Maupassant.
  Desde su frustrado paso por el ejército, durante la guerra Franco-prusiana, se le diagnosticaron problemas oculares( que en su ancianidad le llevarían a la ceguera), Quizás por eso,  Degas utilizará la técnica considerada entonces más inocua del pastel con la que creará exquisitos dibujos. Además, innovaría empleando la técnica de los monotipos que combinaría con el pastel y otras técnicas pictóricas y sería también un excepcional escultor que captará con la arcilla los fugaces movimientos de las bailarinas de ballet y los caballos de carreras.


“La clase de Ballet” es un óleo sobre lienzo de tamaño mediano pintado por Degas en 1874.
El tratamiento pictórico está formado por, por lo general, pinceladas sueltas y la vez precisas que crean una variada superficie pictórica. Aunque considerado impresionista, Degas se distancia del tratamiento pictórico de otros artistas del movimiento como Monet, Pissarro o Sisley, en el que las pinceladas no llegan a ser tan homogéneas ni cargadas ni crean tampoco una superficie tan densa como en ellos. Sin embargo, vemos como Degas resuelve, por ejemplo, los tutús sin recurrir a las tradicionales veladuras y crea el efecto traslúcido de éstos barriendo la pintura blanca para que se funda con el color sobre el que se aplica.
Degas, de formación académica y gran admirador de Ingres,rechazó que le aplicaran el término de impresionista, a pesar de que exponía con los miembros de ese grupo y le unían a ellos lazos de amistad y seguirá dando una enorme importancia al dibujo para construir la imagen junto al color y aplicará éste atendiendo a captar con enorme precisión la luz y sus efectos en la sala de ensayos. Degas se diferenciará de los impresionistas en que no empleará las osadas descomposiciones de los colores en innumerables matices de aquellos y que en vez de mostrar interés por los efectos lumínicos y atmosféricos y el paisaje en sus cuadros se interesará más por los espacios interiores y la iluminación ya sea natural o artificial de ellos. La gama de colores es muy amplia aunque dominan en ella los blancos, y verdes y marrones poco saturados.
El encuadre es innovador por el tratamiento del espacio por medio de una forzada perspectiva cuyo punto de fuga se encuentra en el margen derecho del cuadro, la marcada diferencia de tamaños entre los personajes situados en distintos planos o la colocación en primer plano de un atril cuya base no representa. Y es que uno de los aspectos más evidentes en la obra de Degas es (¡ y he aquí otra diferencia con el impresionismo más canónico!) el interés por las relaciones ente las figuras y el espacio en el que se mueven.. En estas nuevas composiciones y encuadres podemos ver la influencia que tanto las estampas japonesas, llegadas por esa época a las metrópolis europeas y que Degas como otros impresionistas admirará, como la fotografía van a tener en su trabajo.
Si el resto de los impresionistas mostró interés por captar la fugacidad de los efectos atmosféricos , Degas, sin embargo, captará, como el atento observador que era, otra fugacidad: la de los gestos, actitudes y movimientos de los personajes que representa. Así, éstos aparecen con gestos y poses absolutamente triviales y naturalistas ( la joven del primer plano ajustándose el tutú, otra bailando ante el concentrado maestro, otras observando a la que baila e incluso alguna apoyada indolentemente en la pared y , aparentemente abstraída de todo). El naturalismo en la captación de la escena también podría hacernos pensar en las instantáneas fotográficas, aunque no debemos olvidar que en esta época todavía no existían ya que los tiempos de exposición de las placas fotográficas eran entonces muy largos.

Degas sería muy admirado por artistas posteriores como Gauguin o Toulouse-Lautrec. Éste último coincidió con Degas en su interés por el mundo de los cabarets y prostíbulos que captarán con una mirada que parece romper todos los límites entre lo representado y quien lo representa y quiebra absolutamente la intimidad de las escenas reproducidas.