martes, 2 de marzo de 2010

El entierro en Ornans.1849-1850.Gustave Courbet.



El Realismo es un movimiento que se inicia en Francia en el segundo tercio del siglo XIX. Engloba a pintores que, en realidad, son muy diferentes, ya que entre un paisajista como Corot y un cronista frío de la realidad como Courbet hay bien poco en común. Podríamos distinguir una pintura realista del paisaje, englobada por Corot y los pintores de la escuela de Barbizon y otra interesada por la descripción aguda de los modos, condiciones de vida y comportamientos de la sociedad de la época en la que incluiremos a Courbet, Millet y Daumier.
Gustave Courbet es quizás el pintor a quien mejor le viene el apelativo de realista. Su trabajo más representativo se desarrolló en la época de la Segunda República Francesa ( 1848-1851) y el Segundo Imperio ( 1851-1870), cuando el presidente Luis Napoleón dará un golpe de estado apoyado por la alta burguesía que le convertirá en emperador con el nombre de Napoleón III. Courbet era de ideología socialista influenciada por Proudhon (a quien retrató) y representó esa sociedad que veía con una mirada fría y precisa, absolutamente naturalista, eliminando cualquier idealización, tanto cuando pintaba a unos picapedreros, como cuando representaba a jóvenes burguesas holgazaneando amodorradas, tumbadas en la hierba o al describir un entierro en su pueblo natal, lo que le valió el desprecio más radical por parte del público burgués y de artistas como el influyente Délacroix, que lamentaba que malgastara sus dotes artísticas en temas que consideraba demasiado banales y vulgares.
El compromiso político de Courbet le llevó a implicarse en el fallido proyecto revolucionario de la Comuna de París, siendo nombrado responsable de los museos parisienses. Tras la derrota y terrible represión de la Comuna , Courbet fue encarcelado y se le exigió el pago de una enorme suma de dinero al considerársele responsable del derribo de la enorme columna conmemorativa de bronce de la plaza Vendôme, dedicada a Napoleón I. Tras ser liberado, Courbet se exilió en Suiza dónde falleció en 1877.
Entre sus obras más conocidas están “El entierro en Ornans”,”Buenos días, señor Courbet”,”El estudio del pintor” o “Los picapedreros”.

El entierro en Ornans es un óleo sobre lienzo de gran tamaño (6.68 x 3,15 metros.) pintado entre 1849 y 1850.
En el cuadro predominan los tonos blancos, negros, pardos y ocres. El tratamiento pictórico es bastante tradicional, inspirándose en los procedimientos pictóricos de pintores como Rembrandt o Velázquez a los que Courbet admiró y estudió con detenimiento. Así, vemos una valoración de lo pictórico en el variado tipo de pinceladas y recursos pictóricos empleados, combinándose veladuras con pinceladas ligeras y otras más cargadas. El acusado claroscuro le permite modelar perfectamente las figuras y en la representación del espacio, observamos el hoyo del sepulcro en primer plano y el grupo de personas, creando una banda continua de figuras en torno a él. Muy al fondo, marcando la lejanía respecto al grupo por medio de la perspectiva aérea distinguimos unas montañas.
La composición se adapta al formato horizontal del cuadro que remarca lo terrenal y elimina cualquier referencia a lo trascendente, sólo el crucifijo sobresale sobre el grupo de personas representado. Si lo comparamos con el entierro del Conde de Orgaz de El Greco, en el que la figura del conde era introducida en el sepulcro por dos santos que habían descendido del Cielo para hacerlo y dónde en la parte superior aparecía representado Cristo, rodeado de toda la corte celestial esperando el alma del difunto, vemos como Courbet elimina toda referencia a lo trascendente, incidiendo en el carácter documental de la imagen representada, Las figuras aparecen colocadas en clara isocefalia con una ligera ondulación que es remarcada por el contorno de las montañas del fondo.
Las figuras están tratadas con un naturalismo radical. Éste fue precisamente uno de los aspectos más polémicos del cuadro; en la imagen desaparece cualquier voluntad de idealización: la secuencia y los personajes aparecen tal y como son.
Sin embargo, todas las personas representadas se ofrecieron para posar al pintor, ya que Courbet era originario de Ornans, un pueblo del Franco Condado, en el Este de Francia, y era conocido de ellas y entre las que lo hicieron se encontraban dos hermanas de Courbet. Parece ser que Courbet representa el entierro de su propio abuelo. Como era habitual en los actos religiosos de la época, Courbet representa a hombres y mujeres separados en dos grupos definidos: Los hombres a la izquierda y las mujeres a la derecha. A un lado del hoyo aparece, un grupo de clérigos y monaguillos y al otro dos hombres que llevan calzas azules y blancas y que parecen ser miembros de un club jacobino. Aunque el formato es monumental, en vez de emplearlo para los característicos cuadros de historia tan del gusto de la época, Courbet quiso alejarse de los considerados “grandes temas” de la pintura, intentando eliminar toda subjetividad, su representación no pretende idealizar ni hacer una lectura moralista o trascendente del tema: Courbet pinta tal y como ve ( Llegará a decir que no pintaba ángeles porque nunca había visto ninguno) y representa aquello que hasta ahora no había sido considerado digno de serlo.
De este modo, Courbet, con su intento de objetividad realista, reacciona radicalmente contra el subjetivismo romántico y sus fantasías de mundos exóticos o medievales.
Por todas estas razones, el cuadro sería violentamente rechazado por una burguesía establecida ya como clase dirigente que se caracterizará por un gusto, o mejor habría que decir por un “mal gusto” que valorará lo ostentoso, lo recargado y en arte una pintura de factura académica protagonizada por ninfas danzantes y otros temas banales. El realismo dará un radical paso adelante hacia la autonomía del arte y hará que surja por primera vez una fractura entre el gusto del público y lo que los artistas más avanzados le ofrecen y, que a partir de ahora, será constante. Así que, cuando vea los cuadros de Courbet, lo mismo que cuando lean Madame Bovary de Flaubert, dicha sociedad se sentirá horrorizada y agraviada por obras que funcionarán como espejos que les devuelven una imagen desagradable pero precisa y real de lo que son.
El intento de objetividad realista de Courbet tendrá, además, una gran influencia en el surgimiento de tendencias posteriores como el Impresionismo. Courbet conoció y alentó a algunos de los artistas que formaron parte de dicho movimiento.

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