martes, 10 de noviembre de 2009

Portada occidental de la Catedral de León.Segunda mitad del siglo XIII.





Portada occidental de la Catedral de León.

Es uno de los grandes ejemplos de la arquitectura gótica del siglo XIII en España. Fue realizada en la segunda mitad del siglo. Entre los escultores que participaron está el francés maestro Enrique, que había trabajado antes en Burgos y que en León se encargó de emprender las obras de esta catedral.
Como sabemos, el gótico , que se desarrollará en Europa desde las décadas finales del siglo XII hasta finales del siglo XV, es un estilo eminentemente urbano cuya expansión inicial estará ligada al extraordinario crecimiento de las ciudades que se va a dar en Europa occidental a finales del siglo XII y durante el siglo XIII. Este crecimiento será provocado por el éxodo de campesinos a las ciudades, huyendo de las arbitrariedades de los señores feudales y por el aumento de las actividades artesanales y comerciales en éstas.
Precisamente este desarrollo de las actividades comerciales fomentará la competencia y la aparición de tendencias individualistas lo que fomentará en las formas artísticas el interés por lo individual y la desaparición de las formas estereotipadas ligadas al románico. La Naturaleza cobra una gran importancia: Ahora será la fuente principal de inspiración de los escultores que la observarán con interés y detenimiento y que pretenderán reproducir después con precisión en sus obras. Este interés por la naturaleza es reflejo de una tendencia general de esta sociedad que vemos en el ámbito religioso en la sensibilidad franciscana o en la escolástica neo-aristotélica de Santo Tomás de Aquino y la algo posterior de Guillermo de Ockham.
Muchos de estos aspectos aparecen en esta portada occidental de la catedral de León. Se trata de una portada constituida por 5 arcos de los cuales sólo tres, los laterales y el central tienen decoración escultórica ya que los otros dos, insertados entre ellos son muy estrechos.
La portada la componen los altorrelieves del tímpano y las arquivoltas y las esculturas de jambas y del parteluz que son en bulto redondo. Todas están realizadas en piedra con un tratamiento muy naturalista y minucioso que presta gran atención a los detalles y que denota el ya mencionado interés por lo sensible característico del gótico y seguramente originalmente se encontraban policromadas. La imagen gótica , como ocurre en este pórtico, impone al espectador una mirada absolutamente alejada de la clásica ya que ésta debe recorrer esta imagen para percibir la multitud de detalles y temas que la componen.
Como es habitual, los temas de la portada responden a un programa iconográfico muy concreto que se repite prácticamente en todas las catedrales. El Pórtico central, algo más amplio que los laterales, presenta la escena habitual del Juicio Final, que ya vimos a lo largo del románico y que todavía seguiremos viendo a lo largo de todo el gótico e incluso, aunque con un tratamiento formal radicalmente distinto, en el siglo XVI con el fresco renacentista manierista del Juicio Final realizado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Aquí en León observamos en el centro del tímpano a un Cristo Juez que aparece alzando las manos hacia delante y con la túnica descubriendo el costado de su cuerpo y mostrarnos las llagas de la crucifixión. A su lado aparecen dos ángeles portando la cruz y la lanza, instrumentos de su martirio y a los lados de éstos arrodillados y adaptándose a los bordes del tímpano las figuras de la Virgen María y San Juan Evangelista. Esta representación que ya habíamos visto en el Pórtico de la Gloria va a ser absolutamente habitual en el gótico y denota un gran cambio de sensibilidad. Frente a la rigidez, la ausencia de expresión y el temor que infundía el Pantokrator románico que juzgaba de un modo absolutamente riguroso, aquí aparecen unos nuevos valores: Cristo mostrando sus llagas se humaniza pues aparece como alguien que ha conocido un terrible sufrimiento en su cuerpo mortal. Además, la Virgen, madre de la humanidad, aparece junto a San Juan intercediendo ante Cristo por la humanidad juzgada, lo que puede sugerir cierta comprensión ante el pecado y buscar la confianza de los fieles. Sin embargo, en el dintel y las arquivoltas el tema del Juicio Final se sigue desenvolviendo del modo habitual. En la parte izquierda del dintel vemos a un variado grupo de elegidos entre los que se distingue a San Francisco, Santa Clara o Alfonso X y dos niños tocando instrumentos musicales en el Cielo mientras que a la derecha vemos las calderas del infierno en las que se sumergen varios condenados a la vez que otros son devorados por monstruosas cabezas demoníacas. Los mismos temas de las torturas infernales se prolongan por la izquierda en los arranques de las arquivoltas. A la derecha, también en las arquivoltas, veremos las almas de los justos renaciendo con unos bellos cuerpos. En el resto de las arquivoltas aparecen representados santos y mártires.
En el parteluz aparece una imagen exenta de la Virgen Blanca, cuidadosamente tallada con una delicada sonrisa y sosteniendo en su brazo izquierdo al Niño bendiciendo. El tratamiento es muy naturalista como se puede ver en los rasgos de ambos personajes y el interés que el escultor parece mostrar por el juego plástico de las arrugas.
En las jambas aparecen las figuras de seis apóstoles.
En el portal izquierdo aparece el tema también habitual del Triunfo de la Virgen. En la franja inferior del Tímpano se representa la dormición de la Virgen rodeada de los apóstoles y en el superior la Coronación de la Virgen como Soberana celestial por Cristo. Esta presencia de la Virgen en la iconografía gótica corresponde también a una nueva sensibilidad respecto a su figura que a partir de ahora va a tener un lugar principal en la devoción cristiana que había sido impulsada ya en el siglo XII por figuras como san Bernardo.
En el tímpano del portal derecho aparecen los también habituales temas evangélicos de la Visitación, el nacimiento de Cristo, la adoración de los pastores y la de los Reyes Magos así como la huída a Egipto.
Como hemos podido ver, este es un ejemplo característico de la escultura gótica, tanto en los temas representados como en el tratamiento de éstos, lo que hace que este comentario pueda valer con pocas variaciones para el de cualquier otra portada gótica.

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