Violín. Pablo Picasso. 1912.
Hacia 1912, el Cubismo iniciado por Picasso en
1907 con las Señoritas de Avignon se
había convertido en un lenguaje que muchos artistas habían hecho suyo con
interpretaciones de distinto rigor intelectual y de mayor o menor fortuna.
Entre
1909 y 1912 el español Picasso y el francés Braque desarrollarían el cubismo
analítico en el que el motivo real se analizaba y se descomponía en cada vez
más planos geometrizados que correspondían a una pluralidad de puntos de vista.
La imagen pictórica era el resultado de un proceso de recomposición
intelectual y se reconstruía en una
multiplicidad de planos tratados,
además, con una paleta de colores muy limitada en la que primaban los marrones,
ocres , grises, blancos y negros, creándose una imagen pictórica en la que el
motivo era cada vez más difícilmente reconocible por el espectador, al que sólo
se le ofrecían unos pocos indicios para conseguirlo( Una pipa, las teclas de un
acordeón, unas letras,…), y la imagen se aproximaba cada vez más a la
abstracción, lo que hacía que la experiencia de la contemplación del cuadro
fuera también más exigente.
Pero además, en este periodo, tanto
Picasso como Braque van a recurrir a nuevos procedimientos además del papier collé”,
el Collage (la adhesión de distintos materiales a la superficie del cuadro), el
Frottage (la transposición de una textura a la superficie colocándola debajo de
ésta y frotando con cera u otro tipo de pintura en barra en la parte superior)
o la imitación de texturas siguiendo las técnicas de los pintores de brocha
gorda ( técnicas aprendidas por Braque del oficio familiar ) que introducen
valores táctiles en la pintura. Por otro lado, la frecuente introducción de palabras , a
veces con letras realizadas con plantilla en el cuadro también aluden a otros
factores que intervienen en la percepción, como aquello que recordamos o sentimos
acerca de lo representado. Así, cuando
Picasso añadió el texto “ Ma jolie” ( Mi bonita) al retrato de Fernande, estaba
describiendo a su amante con la expresión con la que frecuentemente se dirigía
a ella.
Se
trata de una obra sobre cartón de 46 x 62 cm. En este caso Picasso no ha empleado
el óleo sino que como en otros cuadros del Cubismo sintético ha dibujado con
carboncillo y ha adherido unos recortes de periódico. Con el carboncillo
Picasso ha dibujado unas líneas que recogen distintos detalles del violín y del
espacio en el que está situado, así como algunas áreas de sombra, unas
realizadas por entrecruzamiento de líneas y otras más homogéneas y difuminadas.
Como podemos ver, los dos fragmentos de periódico provienen de la misma hoja y
un recorte ha sido empleado para sugerir parte de la caja del violín mientras
que el otro, invertido, aparece como” fondo”. Frente a la multiplicidad de
planos que configuraban las complejas imágenes del cubismo analítico, ahora hay
una cierta voluntad de síntesis, de crear una imagen que sintetice, en este caso,
la idea de violín. Ahora, además, las formas aparecen más pronunciadas o remarcadas.
En este cuadro en cuestión vemos la
importancia que de nuevo se le da a lo constructivo en la composición.
La incorporación de los fragmentos de
periódico pegados además, introduce varios aspectos dignos de señalar: En
primer lugar, la inmediatez con la que este proceso se efectúa. En segundo,
que, aunque en otros cuadros el trozo de periódico pegado represente un
periódico aquí se emplea lo mismo para representar un trozo de la caja del
violín como el fondo. En tercer lugar, que el periódico y las noticias que
podemos leer en él remiten además de un modo directo al momento en el que el
cuadro ha sido realizado( en este caso , se pueden leer fragmentos de una noticia acerca de las conversaciones de paz entre búlgaros y turcos en noviembre de 1912, durante la Primera Guerra Balcánica). Y en cuarto, y no menos importante, que el autor
cuestiona una de las finalidades que hasta entonces había tenido el arte: Hasta
entonces, un artista aspiraba a que su obra persistiera con su imagen intacta y
sin cambios a través del tiempo. Sin embargo, al introducir unos fragmentos de
periódico, asumía que éstos iban a amarillearse y su imagen iba a cambiar con
el paso del tiempo.
A la vez que
empleaba recursos semejantes en cuadros del mismo periodo, Picasso incorporará
de nuevo en otros el color, diferentes texturas e incluso representaciones
fragmentarias de sombras. Como siempre, Picasso se mantiene en una continua
búsqueda que le lleva a tomar simultáneamente distintos derroteros. Su ingente
obra posterior es un clarísimo testimonio de esta actitud del artista.
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