lunes, 30 de marzo de 2020

El Carnaval de Arlequín. Joan Miró. 1924-1925.


En Paris , tras la Primera Guerra Mundial se vivieron los llamados” Años Locos” que parecían querer olvidar y dar la espalda a los horrores vividos en la Guerra y sus consecuencias de muerte, mutilación y crisis. La Ciudad Luz parecía recuperar su importancia como capital cultural mundial en la que se encontrarán artistas plásticos de todo el mundo o escritores como Hemingway, Scott Fitzgerald o James Joyce. En ese contexto, en 1924, el poeta André Breton publica el 1ºManifiesto del Surrealismo, que se considera como el acta fundacional del movimiento. Aunque en un primer momento ningún artista plástico se encontraba entre los firmantes del documento, pronto lo harán numerosos de ellos.
El surrealismo surge en una época en la que la difusión del psicoanálisis freudiano despierta gran interés por su desvelamiento de los mecanismos del subconsciente y de la conducta. Los surrealistas harán de este interés un punto fundamental de su propuesta artística. Buscarán dar salida a través del arte a las alucinaciones, los sueños, las pulsiones, los sentimientos e imágenes reprimidos y todos los productos del subconsciente que generalmente tendemos a reprimir como  también los dibujos infantiles o esos garabatos que realizamos inconscientemente mientras efectuamos otra labor. Para ello, utilizarán en sus pinturas procedimientos próximos a la escritura automática, procurando reproducir aquello que su subconsciente les inspirara.
El artista surrealista no reprimiría ningún deseo, experimentaría con ellos y no tendría miedo a acercarse a lo pulsionar, lo instintivo, las filias y las fobias, los terrores y miedos personales, lo grotesco, lo perverso o lo cruel, sin someterse,tanto en el arte como en la vida,  a ninguna moral convencional. Los objetivos eran, como vemos muy ambiciosos, sin embargo, todo ello chocó, en ocasiones, con la intransigencia de algunos integrantes del grupo y de su cabecilla, Breton, que se convertiría en una especie de comisario político del movimiento, intentando controlar la ortodoxia ideológica y política de éste.
Joan Miró nació en Barcelona en 1893. muy joven se decidió a ser pintor y en 1920 viaja por primera vez a París dónde poco a poco acabeará estableciéndose. En esos primeros años su estilo evolucionará rápidamente de unas obras entre minuciosas e ingenuas en las que se insertabana algunas influencias cubistas  hasta esas primera obras surrealistas como la que vamos a comentar que realiza a la vez que Breton publica su 1º Manifiesto Surrealista.  El Carnaval de Arlequín es un óleo sobre lienzo de tamaño mediano( 66x93cm.). 
La composición , a pesar del horror vacui de elementos que la pueblan, es, sin embargo, equilibrada gracias a una especie de H formada por dos elementos verticales: La escalera de la izquierda y el humo blanco ondulante de la derecha y el brazo negro horizontal y cimbreante cuya mano parece sostener la escalera.
El fondo parece sugerir una habitación con dos bandas horizontales pintadas con tonos no uniformes de ocre, la de abajo, para el suelo de ocre más oscuro, y la de arriba para la pared de un tono más claro .De hecho, en ésta se abre una ventana a través de la cual vemos un paisaje de cielo azul . Sobre ese fondo, pintados con una minuciosa  técnica de miniaturista  y empleando sobre todo los colores primarios: el amarillo, el rojo, el azul el negro y el blanco, pululan diversos y extraños personajes y objetos de contornos nítidos y de extrañísima apariencia en una imagen que puede parecer una revisitación de los fantásticos mundos de El Bosco.  Pero aquí, evidentemente, no aparece ese propósito moralista y religioso de admonición ante el pecado del pintor flamenco. Miró aplicó a todas estas formas un proceso de transformación o simplificación  que las hace parecer , en algunos casos juguetes infantiles. Cuando pintó este cuadro en París, Miró llevaba una vida de privaciones y según contaba en el Carnaval de Arlequín representó algunas de las alucinaciones provocadas por el hambre. Miró realizó muchos dibujos para preparar el cuadro que recoge elementos vivenciales como el gato que le acompañaba  mientras pintaba o la bola verde sobre la mesa azul de la derecha que representa a una esfera terrestre y que alude a su deseo de conquistar el mundo. Además de éstos, los elementos representados tienen otras connotaciones vivenciales ( alusiones al ansia de libertad o al hambre que padecía) , pero también creativas y sexuales.
Así podemos ver algunos elementos,  personajes y formas que se repetirán en la obra posterior de Miró , como los círculos, las estrellas, las escaleras, símbolo de evasión pero también de elevación espiritual.... Representa con un tratamiento aparentemente ingenuo una serie de figuras y objetos que parecen estar flotando en el espacio: un gato, una especie de insecto alado que sale de una especie de dado o  Arlequín, el personaje con el rostro circular dividido en rojo y azul, tocado con un  tricornio sobre una especie de percha para sombreros,con enormes bigotes fumando una estilizada pipa con un larguísimo cuello curvo y un cuerpo que asemeja a una guitarra en el que se ve el damero característico de su traje y del que asoma una especie de falo erecto. Formas curvas y cimbreantes, como el humo blanco que  surge de una botella blanca de cuello negro, se cruzan y se combinan con otros animales, gusanos, amebas, formas mecánicas  o el pentagrama  con notas musicales junto a otra guitarra amarilla y negra sostenida por lo que parece ser una figura femenina que sostiene en su otra mano un pañuelo con los colores de la bandera española y que se eleva sobre una larga línea vertical.
Miró conoció a André Breton en 1925, con este y otros cuadros de este periodo se inició su fructífera etapa surrealista, aunque Miró siempre procuró mantener cierta independencia respecto al grupo. Como los surrealistas, él se interesó por los sueños aunque en su caso, más que transcribirlos a través de imágenes, lo que pretendía era que su contemplación llevara al espectador a un estado semejante al sueño.
Posteriormente, Miró declararía querer “asesinar la Pintura” y se dedicó a crear lo que llamaba “pintura-objetos”.Algo más tarde , entre 1939 y 1944 llegó a abandonar temporalmente la pintura al óleo sobre lienzo pero la retomará y  la combinará con la realización de dibujos, grabados y esculturas. Su obra irá evolucionando y cambiando, acusada por algunos de decorativismo, pero siempre auténtica y reconocible y alcanzando algunos hitos como sus tres cuadros “Azul” de 1961, prodigios de economía formal, en los que parece asimilar la influencia de algunos artistas norteamericanos más jóvenes que él.



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