miércoles, 8 de junio de 2011

Calder. Móvil.1941.


Calder. Móvil.1941.

Como ya sabemos, si algo va a caracterizar a la escultura del siglo XX, va a ser el interés constante por establecer nuevas relaciones entre la forma escultórica y el espacio en el que ésta se sitúa. En este campo, uno de los grandes hitos será la obra del escultor norteamericano Alexander Calder.
Calder era hijo y nieto de escultores, aunque él estudiaría ingeniería. Contaba 25 años cuando decidió dedicarse al arte. En 1925, recibió el encargo de realizar unas ilustraciones que representaran los números circenses del Circo Ringling & Barnum. En 1926 viajará a París y, desde entonces vivirá entre Francia y Estados Unidos. En su estancia parisiense contactará con artistas de vanguardia como los pintores Jean Hélion ( con quien integrará el grupo “ Abstraction- création”),o el surrealista catalán Joan Miró y el neoplasticista holandés Piet Mondrian con quienes mantendrá siempre una profunda amistad y quienes ejercerán desde puntos distintos una gran influencia en su obra.
La primera obra de Calder fue “ Le Cirque”, un pequeño circo poblado de pequeños personajes en alambre, trapo y madera, algunos de los cuales se movían o eran accionados por medios mecánicos, con los que realizaba una, a veces ingenua, otras, irónica y caricaturesca y siempre divertidísima, sorprendente, juguetona y minuciosa representación de los distintos números que componen un espectáculo circense y que recibió la admiración y el elogio de todos aquellos que asistieron a sus representaciones ( entre los que se encontraban artistas de vanguardia del renombre de Duchamp).
Posteriormente, realizará figuras realizadas elegantes figuras y retratos con alambre que dibujaban en el espacio los contornos y rasgos básicos de. animales y personas. También hará un intento por producir y comercializar juguetes cinéticos en colaboración con un industrial estadounidense.
Más adelante, empezará a interesarse por la introducción del movimiento en la escultura. Para ello empezará a hacer construcciones de barras de alambre que penderán unas de otras y en cuyos extremos dispondrá formas talladas en madera y que se mantendrán en equilibrio, oscilando y moviéndose en el espacio cuando son impulsadas por un pequeño empujón o una corriente de aire. Ocasionalmente, dispondrá pequeños motores eléctricos que harán que la escultura o partes de ésta se muevan.
Sin embargo, las obras más conocidas de Calder serán, seguramente, sus famosos y elegantes “Móviles”.entre los que está la obra que vamos a comentar. Según parece,fue la visita de Calder al ascético e inmaculado estudio de Mondrian, dónde pudo contemplar los cuadros de este artista cuidadosamente colocados en las paredes lo que le llevó a pensar que le gustaría " hacer algo parecido pero por el espacio". Se dice que fue el revolucionario artista dadaísta francés Marcel Duchamp quien bautizó estas esculturas como “Móviles". Estos “móviles”, que comenzará a realizar a finales de los años 30, son una evolución de sus esculturas de varillas de alambre anteriores, pero las piezas de madera que aparecían en sus extremos serán sustituidas ahora por finas chapas metálicas pintadas en vivos colores básicos y de formas curvas y orgánicas.
El móvil que nos ocupa fue realizado en 1941. Se trata de una obra de gran tamaño, aunque Calder realizó tanto móviles de pequeño tamaño, como otros de escala monumental.
Calder emplea varillas de alambre de distintos grosores que se enganchan o penden unas de otras y en cuyos extremos aparecen las características chapas de aluminio o latón, recortadas con formas que evocan hojas de árboles y plantas e incluso pétalos de flores. En este caso, Calder pinta algunas de estas chapas de negro y deja otras sin pintar con su claro brillo metálico a la vista.
Algunos han visto en las formas de las chapas recortadas por Calder cierta proximidad a las imágenes de su gran amigo Joan Miró.
Las piezas tienen en su composición algo que las acerca a la pintura abstracta de ese mismo periodo: Las barras de alambre serían como líneas en el espacio y los planos recortados de sus extremos, como manchas que en vez de disponerse en el plano bidimensional aparecen ligeros y cambiantes ahora en el espacio.
Calder juega con la longitud y el peso de los alambres, con la posición de los puntos desde dónde penden o enganchan las distintas barras y con el tamaño de las chapas metálicas de los extremos. Aquí, el equilibrio formal de la composición de la imagen escultórica lo da el propio equilibrio físico de los elementos que la componen. Además, la escultura está colgada del techo de la sala en la que se sitúa, de modo que una pequeña corriente de aire o un pequeño toque o empujoncito hace que la escultura empiece a moverse por el espacio, cambiando levemente su imagen e iniciando una oscilante, suave y ligera danza, que irá remitiendo a medida que vaya perdiendo la inercia del impulso inicial, hasta detenerse y volver a su posición de reposo. de este modo, en ese movimiento sereno, durante los segundos que dura esa danza sutil en el espacio la obra introduce la cuarta dimensión, el tiempo, en su ser y su contemplación. 
El resultado es una obra absolutamente lúdica ( Calder era, como demostró con su ya mencionado circo de 1926-1931, un maravilloso niño grande que jugaba con la escultura) y de un lirismo asombroso, que evoca formas de ramas y flores, moviéndose dulcemente en el espacio y estableciendo una relación fluida y dinámica con éste , aspecto que será una de las aportaciones fundamentales de Calder en la inquietud ya mencionada y tan característica de la escultura del siglo XX por establecer y estudiar las relaciones entre la obra escultórica y el espacio circundante a ésta.

A finales de los años 40, además de sus “ Móviles”, Calder realizaría obras formadas por planchas metálicas recortadas y unidas por remaches y que se apoyan ligeramente en el suelo, a las que, por oposición a sus “ Móviles”, llamará “ Stabiles”. Frecuentemente hará variantes de éstas en tamaño monumental, en acero, pintado generalmente de negro o rojo, que sugerirán en ocasiones formas zoomórficas y que parecerán alegres colosos danzantes de singular ligereza, mostrando otra vez el espíritu refinadamente elegante y , ala vez, intensamente juguetón inherente a toda su actividad artística y constituyéndose en verdaderos hitos de la mejor escultura urbana,
Entre las obras más conocidas de Calder, además del ya mencionado “Le Cirque”, de sus numerosos “móviles” y “ stabiles” podemos señalar también la “ Fuente de mercurio” que realizó para el pabellón de la República española de la Exposición Universal de París de 1937 y que fue instalada frente al “ Guernica” de Picasso.

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