miércoles, 26 de mayo de 2010

Villa Savoye. Poissy, cerca de París Le Corbusier.1928-1931.




Villa Savoye. Poissy, cerca de París Le Corbusier.1928-1931.

A finales del siglo XIX ya se habían observado las primeras tendencias funcionalistas que abogaban por realizar edificios cuya función determinara su forma y en la que hubiera una cierta renuncia a todo decorativismo superfluo. Entre los arquitectos de comienzos del siglo XX que defenderán la elaboración de una arquitectura pura, plenamente funcional basada en estos principios está el austriaco Adolf Loos.
Tras la I Guerra Mundial, ligado al afán transformador de las vanguardias históricas, uno de los objetivos principales que plantearán algunos inquietos arquitectos será el de crear unas formas que respondan de manera efectiva, funcional y económica, es decir, racional, a las nuevas necesidades sociales en materia de vivienda y urbanismo. Para ello, no valdrán ya las revisiones de los viejos estilos históricos que se considerarán definitivamente superados.
Así, abogarán por una nueva arquitectura en la que la forma fuera determinada por la función a cumplir, que ofreciera soluciones sencillas, económicas y cómodas a las nuevas necesidades por medio de unas formas sencillas desprovistas de toda decoración. Se valorará la pureza formal y se aprovecharán las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen a la construcción arquitectónica.
De este modo, se generalizará el empleo de nuevos materiales como las estructuras de hierro u hormigón armado( que hasta entonces se había utilizado sólo para edificios industriales pero cuyas enormes posibilidades sabrán explotar) y el vidrio en las fachadas.
A este tipo de arquitectura se le suele llamar racionalista, aunque también se utilizará el término de Estilo Internacional, que aplicó el crítico y arquitecto Philip Johnson a comienzos de los años 30, al constatar el desarrollo internacional de estas formas.
Uno de los arquitectos más importantes del siglo XX será Le Corbusier. Nacido en Suiza, Charles Edouard Jeanneret, tomará el seudónimo Le Corbusier con 20 años. Su contribución a la arquitectura moderna ha sido fundamental tanto por sus construcciones como por sus estudios urbanísticos y escritos. En los años 20 Le Corbusier propondrá una arquitectura funcional, utilizando las posibilidades constructivas del hormigón armado e, imbuido del espíritu maquinista de la época, hablará de crear “maquinas para habitar” basadas en sus “cinco principios para una nueva arquitectura”:
-1º. La casa sobre pilotes para que el suelo quede libre como un jardín.
-2º. La cubierta-jardín en lugar de cubiertas inclinadas.
-3º .La planta libre, descartando la rígida distribución por tabiques.
-4º. La ventana continua, desarrollada en horizontal.
-5º. La fachada libre, es decir, sin función portante.
De esta época será el pabellón del “Esprit Nouveau” o la Casa Savoye. También en los años 20, Le Corbusier realizará proyectos urbanísticos intentando definir las características de la ciudad moderna. Algunos de estos planes se aplicaron parcialmente. La difusión de las ideas de Le Corbusier será enorme a partir de los años 30 y llegará a todos los rincones del mundo. Tras la II Guerra Mundial, Le Corbusier realizaría proyectos tan novedosos como la Unidad de Habitación, la capilla de Notre Dame du Haut en Ronchamp, y la ciudad de Chandirgarh en la India ( dónde podrá aplicar algunas de sus ideas sobre urbanismo) que se inscriben en la nueva tendencia Brutalista. Le Corbusier planteará en estas y otras obras finales una arquitectura en el que el hormigón con sus texturas del en bruto se dejarán a la vista y recorrerán las marcas de los tablones de encofrado, jugando con las cualidades plásticas del hormigón. Esta tendencia será seguida por otros muchos arquitectos, entre los que podemos destacar a el americano Louis H. Kahn. Posteriormente otros arquitectos como los ingleses Alison y Peter Smithson. reinterpretarán dicho término, haciendo visibles los conductos de electricidad, gas, agua y desagües y promulgando una arquitectura de que no esconda éstos en huecos entre los muros y que recibirá el mismo nombre por su franqueza brutal en la imagen de la construcción.

La villa Savoye fue realizada por Le Corbusier entre 1928 y 1931. En ella, Le Corbusier se inspiró en la estética de los trasatlánticos, tan de moda en ese momento, y en su concepción de la casa como “maquina para habitar” para crear un edificio de inusitada elegancia y sobriedad formal que se ha convertido en uno de los más significativos del llamado Movimiento Moderno. En él aplica una serie de novedosas soluciones. El edificio, cuya estructura es de hormigón, se levanta sobre una serie de pilotes separados 4,75 m entre si situados en su perímetro inferior rodeando un núcleo central que alberga las dependencias de servicio, el vestíbulo con la escalera de acceso y un garaje para tres vehículos. Los coches accedían a él desde un camino, rodeaban el núcleo central cuyo tamaño estaba condicionado por el radio de giro de los vehículos de entonces y podían entrar en el garaje o volver a salir del terreno por otro camino paralelo al de acceso. Para acceder de un piso a otro se puede emplear un aescalera helicoidal o una amplia rampa de acceso ya que Le Corbusier decía que las escaleras separan un piso de otro y las rampas , sin embargo, los enlazan. Estas rampas, interiores entre la planta baja y el primer piso y exterior entre la terraza del primer piso y el solarium del segundo piso, testimonian la fascinación de los arquitectos modernos por el tiempo como cuarta dimensión, materializando el movimiento al que invita.
La primera planta o planta noble está ocupada por la vivienda que se abre hacia un enorme patio interior. Al no tener función portante, la fachada de esta primera planta está recorrida en todo su perímetro por un amplísimo ventanal horizontal que aligera su imagen a la vez que dota al interior de la vivienda de más luz natural y lo relaciona con el paisaje circundante. En la primera planta Le Corbusier aplica le principio de planta libre en su enorme salón. Además sitúa tres habitaciones con su baño correspondiente y una cocina. Las estanterías son utilizadas como elementos separadores ( creando, por ejemplo, un pequeño espacio de estudio a un lado de una habitación) pero no llegan hasta el techo para permitir cierta circulación visual ininterrumpida.
En la terraza superior se encuentra un solarium protegido por unas paredes curvas.
Como vemos, en este edificio singular Le Corbusier aplicó los antes mencionados "5 principios para una nueva arquitectura” que había promulgado poco antes.
Tanto los pilotes del nivel inferior como la ventana horizontal de la primera planta contribuyen a dar al edificio una imagen, que a pesar de sus innovaciones formales, aparece como absolutamente clásica por su composición equilibrada y armónica y su relación con el jardín sobre el que se asienta ligeramente.

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