Las primeras décadas del siglo XX van a traer la consolidación del sistema capitalista y colonialista y las tensiones surgidas entre las potencias que provocarán la 1ª Guerra Mundial. Frente a las injusticias y arbitrariedades del sistema habrá una toma de conciencia que provocará, entre otras cosas, las primeras revoluciones populares ( como la Soviética en Rusia o la fallida revolución espartaquista en Alemania) así como la idea creciente entre los artistas de vanguardia de que el arte podía ser un elemento activo que contribuya a la transformación y mejora de la sociedad y de sus formas de vida.
Los primeros movimientos abstractos en el arte, que surgirán durante la 2ª década del siglo XX, van a participar de esta creencia.
Llamamos abstractas a aquellas formas artísticas en las que no aparece referencia alguna al mundo natural.
Los primeros movimientos que promoverán imágenes abstractas parten de la concepción, ya señalada por Gauguin, de que las formas artísticas deberían servir para transmitir o acercarse a lo que, vagamente, podríamos llamar” Lo espiritual”.
Se considera unánimemente como iniciador del arte abstracto a Vassily Kandinsky, un pintor ruso expresionista, miembro del grupo Der Blaue Reiter, que, animado por la creencia de que unas determinadas combinaciones, armonías o composiciones de líneas y masas de color podían servir para acercarnos a un estado espiritual de un modo más efectivo que la representación tradicional y mimética de las formas , irá eliminando paulatinamente toda referencia figurativa, hasta llegar a la realización de su primera acuarela abstracta que se fecha en torno a1910.
Partiendo del camino abierto por cubistas, futuristas y algunos pintores abstractos rusos (los llamados” rayonistas”), surge en 1915 en Rusia, impulsado por la figura determinante del pintor Kazimir Malevich, el llamado Suprematismo al que también se refirió como “ Un nuevo realismo pictórico”. El nombre de Suprematismo se justifica porque el artista subraya la supremacía del sentimiento puro que encuentra un equivalente en la forma artística pura, desprovista de toda significación simbólica o racional. Malevich habla de Nuevo realismo porque la relación entre los elementos revelados en el cuadro constituye o desvela una nueva realidad, punto de partida de la nueva pintura.
Por tanto, el Suprematismo pretendía una pintura creada con los medios básicos de ésta, es decir la forma y el color pero, además, reducidos éstos a la simplificación máxima para, por medio de un vaciamiento de todo lo superfluo convertir la pintura en algo real por si mismo , sin ninguna dependencia de la naturaleza ni referencia a ésta. De este modo, Malevich empleará sobre fondos siempre blancos formas geométricas simples ( Cuadrados, rectángulos, círculos, cruces) pintados generalmente en negro, rojo y, en menor medida, azul y el amarillo.
La postura de Malevich se acerca a una visión mística e idealista del arte, creyendo, además en su capacidad de transformación de la sociedad.
Malevich fue uno de los primeros artistas utópicos de la década de 1910 que planteó que los problemas sociales más complejos podrían ser resueltos si se enfocaban desde una perspectiva en la que lo estético fuera protagonista.
El cuadrado negro negro sobre fondo blanco al que Malevich llamó también cuadrángulo, es un óleo sobre lienzo de 106´2x106,6 cm.. Los dos colores están aplicados evitando crear grandes diferencias de textura o de densidad. El gesto pictórico aparece levísimamente en la suave aplicación de las pinceladas que testimonian que la obra es producto de un acto de creación artística.
En el cuadrado negro podemos plantearnos si ese cuadrado negro es una representación del vacío abierto o una imagen recortada sobre un vacío blanco.; fondo y figura establecen una relación ambigua e indeterminada. Este cuadrado negro sobre fondo blanco fue expuesto por primera vez en 1915 en una exposición suprematista. Malevich colocó su cuadro en uno de los ángulos superiores de la sala, en un lugar semejante al que se empleaba en las casas campesinas rusas para colocar los iconos religiosos. No se trata tanto de una provocación, como de reivindicar el valor espiritual de su obra. La imagen pictórica se desvincula de toda relación con lo mimético y establece una nueva realidad, la estética; absolutamente independiente.
El cuadrado blanco sobre fondo blanco fue pintado por Malevich en 1918. se trata de un óleo sobre lienzo de 79,4 x79,4 cm. El cuadro fue pintado también en esta ocasión buscando crear una superficie aparentemente uniforme pero en la que también se aprecia un leve rastro de las suaves pinceladas aplicadas y una ligerísima variación de densidad y textura . Así, el cuadro no es todavía impersonal sino que refleja sutilmente el rastro de la mano de su creador.
Tan sólo un leve matiz de tono separa el cuadrado blanco dispuesto oblicuamente del fondo. Para ello, Malevich empleó dos tipos de pintura al óleo comerciales, una de origen ruso para el fondo y otra de origen francés para el otro.
El austero ascetismo de Malevich le lleva al borde de la nada; la obra se refiere a si misma, no hay en ella ningún tipo de alusión ni de evocación y, como acertadamente dijo Oteiza, alcanza el grado cero de la expresión. Oteiza, fue un gran admirador de la obra de Malevich. De hecho, la disposición oblicua del cuadrado respecto a los márgenes del lienzo es muy semejante a la de los planos que conforman las cajas metafísicas del escultor vasco.
A finales de los años 20, Malevich acuciado por el rechazo oficial de su arte por parte de las autoridades estalinistas y quizás también por la magnitud del paso que había dado y que le había llevado a lo que podía considerarse un punto y final de su idea sobre el arte volvió a un lenguaje pictórico figurativo, inspirado en la simplicidad del arte popular de los campesinos rusos pero en el que se recogerán ecos de su lenguaje abstracto anterior.
La vía abierta por Malevich será determinante en el desarrollo del arte posterior. Evidentemente, no sólo en artistas contemporáneos o inmediatamente posteriores como otros suprematistas o algunos artistas de la Bauhaus o el ya mencionado Oteiza sino en artistas de los años 50 y 60 tan distintos como los de la “ Field Color Painting “ ( Rothko o Barnett Newman) que creerán en la capacidad de la imagen pictórica geométrica abstracta de hacer trascender espiritualmente al espectador u otros como los pintores de la Abstracción Postpictórica ( Elsworth Kelly, Kenneth Noland o Frank Stella) que buscarán crear una imagen más autorreferencial y que subraye el carácter objetual de la obra pictórica o los escultores minimalistas que tendrán un planteamiento semejante respecto a sus esculturas.
Los primeros movimientos abstractos en el arte, que surgirán durante la 2ª década del siglo XX, van a participar de esta creencia.
Llamamos abstractas a aquellas formas artísticas en las que no aparece referencia alguna al mundo natural.
Los primeros movimientos que promoverán imágenes abstractas parten de la concepción, ya señalada por Gauguin, de que las formas artísticas deberían servir para transmitir o acercarse a lo que, vagamente, podríamos llamar” Lo espiritual”.
Se considera unánimemente como iniciador del arte abstracto a Vassily Kandinsky, un pintor ruso expresionista, miembro del grupo Der Blaue Reiter, que, animado por la creencia de que unas determinadas combinaciones, armonías o composiciones de líneas y masas de color podían servir para acercarnos a un estado espiritual de un modo más efectivo que la representación tradicional y mimética de las formas , irá eliminando paulatinamente toda referencia figurativa, hasta llegar a la realización de su primera acuarela abstracta que se fecha en torno a1910.
Partiendo del camino abierto por cubistas, futuristas y algunos pintores abstractos rusos (los llamados” rayonistas”), surge en 1915 en Rusia, impulsado por la figura determinante del pintor Kazimir Malevich, el llamado Suprematismo al que también se refirió como “ Un nuevo realismo pictórico”. El nombre de Suprematismo se justifica porque el artista subraya la supremacía del sentimiento puro que encuentra un equivalente en la forma artística pura, desprovista de toda significación simbólica o racional. Malevich habla de Nuevo realismo porque la relación entre los elementos revelados en el cuadro constituye o desvela una nueva realidad, punto de partida de la nueva pintura.
Por tanto, el Suprematismo pretendía una pintura creada con los medios básicos de ésta, es decir la forma y el color pero, además, reducidos éstos a la simplificación máxima para, por medio de un vaciamiento de todo lo superfluo convertir la pintura en algo real por si mismo , sin ninguna dependencia de la naturaleza ni referencia a ésta. De este modo, Malevich empleará sobre fondos siempre blancos formas geométricas simples ( Cuadrados, rectángulos, círculos, cruces) pintados generalmente en negro, rojo y, en menor medida, azul y el amarillo.
La postura de Malevich se acerca a una visión mística e idealista del arte, creyendo, además en su capacidad de transformación de la sociedad.
Malevich fue uno de los primeros artistas utópicos de la década de 1910 que planteó que los problemas sociales más complejos podrían ser resueltos si se enfocaban desde una perspectiva en la que lo estético fuera protagonista.
El cuadrado negro negro sobre fondo blanco al que Malevich llamó también cuadrángulo, es un óleo sobre lienzo de 106´2x106,6 cm.. Los dos colores están aplicados evitando crear grandes diferencias de textura o de densidad. El gesto pictórico aparece levísimamente en la suave aplicación de las pinceladas que testimonian que la obra es producto de un acto de creación artística.
En el cuadrado negro podemos plantearnos si ese cuadrado negro es una representación del vacío abierto o una imagen recortada sobre un vacío blanco.; fondo y figura establecen una relación ambigua e indeterminada. Este cuadrado negro sobre fondo blanco fue expuesto por primera vez en 1915 en una exposición suprematista. Malevich colocó su cuadro en uno de los ángulos superiores de la sala, en un lugar semejante al que se empleaba en las casas campesinas rusas para colocar los iconos religiosos. No se trata tanto de una provocación, como de reivindicar el valor espiritual de su obra. La imagen pictórica se desvincula de toda relación con lo mimético y establece una nueva realidad, la estética; absolutamente independiente.
El cuadrado blanco sobre fondo blanco fue pintado por Malevich en 1918. se trata de un óleo sobre lienzo de 79,4 x79,4 cm. El cuadro fue pintado también en esta ocasión buscando crear una superficie aparentemente uniforme pero en la que también se aprecia un leve rastro de las suaves pinceladas aplicadas y una ligerísima variación de densidad y textura . Así, el cuadro no es todavía impersonal sino que refleja sutilmente el rastro de la mano de su creador.
Tan sólo un leve matiz de tono separa el cuadrado blanco dispuesto oblicuamente del fondo. Para ello, Malevich empleó dos tipos de pintura al óleo comerciales, una de origen ruso para el fondo y otra de origen francés para el otro.
El austero ascetismo de Malevich le lleva al borde de la nada; la obra se refiere a si misma, no hay en ella ningún tipo de alusión ni de evocación y, como acertadamente dijo Oteiza, alcanza el grado cero de la expresión. Oteiza, fue un gran admirador de la obra de Malevich. De hecho, la disposición oblicua del cuadrado respecto a los márgenes del lienzo es muy semejante a la de los planos que conforman las cajas metafísicas del escultor vasco.
A finales de los años 20, Malevich acuciado por el rechazo oficial de su arte por parte de las autoridades estalinistas y quizás también por la magnitud del paso que había dado y que le había llevado a lo que podía considerarse un punto y final de su idea sobre el arte volvió a un lenguaje pictórico figurativo, inspirado en la simplicidad del arte popular de los campesinos rusos pero en el que se recogerán ecos de su lenguaje abstracto anterior.
La vía abierta por Malevich será determinante en el desarrollo del arte posterior. Evidentemente, no sólo en artistas contemporáneos o inmediatamente posteriores como otros suprematistas o algunos artistas de la Bauhaus o el ya mencionado Oteiza sino en artistas de los años 50 y 60 tan distintos como los de la “ Field Color Painting “ ( Rothko o Barnett Newman) que creerán en la capacidad de la imagen pictórica geométrica abstracta de hacer trascender espiritualmente al espectador u otros como los pintores de la Abstracción Postpictórica ( Elsworth Kelly, Kenneth Noland o Frank Stella) que buscarán crear una imagen más autorreferencial y que subraye el carácter objetual de la obra pictórica o los escultores minimalistas que tendrán un planteamiento semejante respecto a sus esculturas.
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