lunes, 3 de mayo de 2010
Henri Moore. Figura recostada nº 5. Seagram.1963-1964.
Henri Moore. Figura recostada nº 5. Seagram.1963-1964.
El británico Henri Moore empezó su actividad como escultor en los años 20. En los años 30, sus viajes a París lo pusieron en contacto con el grupo surrealista cuya influencia sería fundamental en la evolución de su obra hacia presupuestos próximos a este movimiento artístico.
El punto de partida del surrealismo se dio en 1924, cuando el poeta francés André Breton publicó el 1º manifiesto del surrealismo,. Aunque en un primer momento ningún artista plástico se encontraba entre los firmantes del documento, pronto lo harán numerosos de ellos.
El surrealismo surgió en una época en la que la difusión del psicoanálisis freudiano despertó gran interés por su desvelamiento de los mecanismos del subconsciente y de la conducta. Los surrealistas harían de este interés un punto fundamental de su propuesta artística. Buscarían dar salida a través del arte a las alucinaciones, los sueños los sentimientos e imágenes reprimidos y todos los productos del subconsciente que generalmente tendemos a reprimir. Para ello, utilizarían en sus pinturas procedimientos próximos a la escritura automática, procurando reproducir aquello que su subconsciente les inspirara.
El artista surrealista no reprimiría ningún deseo, experimentaría con ellos y no tendría miedo a acercarse a lo pulsionar, lo instintivo, los terrores y miedos personales, lo grotesco o lo cruel, sin someterse a ninguna moral. Los objetivos eran, como vemos muy ambiciosos, sin embargo, todo ello chocó, en ocasiones, con la intransigencia de algunos integrantes del grupo y de su cabecilla, Breton, que se convertiría en una especie de comisario político del movimiento, intentando controlar la ortodoxia ideológica y política de éste.
- Entre los artistas surrealisatas que podríamos mencionar al alemán Max Ernst, el francés Yves Tanguy, los belgas Paul Delvaux y René Magritte y los españoles Óscar Domínguez, Salvador Dalí y Joan Miró y los estadounidenses Man Ray y Alexander Calder.
La mencionada alusión al mundo del subconsciente y de las pulsiones, y la utilización de los procedimientos de inmersión en el inconsciente serán determinantes en el afloramiento de tendencias posteriores como el informalismo o el expresionismo abstracto, surgidos tras el final de la II Guerra Mundial.
Moore hizo de la figura humana el tema principal de su obra que en numerosas ocasiones aparecen recostadas, inspirándose tanto en la escultura mesoamericana (sobre todo en las figuras recostadas toltecas y mayas) o la tradición clásica griega( en las también recostadas figuras de los extremos de los frontones de los templos griegos).
La influencia del surrealismo hizo encaminarse a Moore hacia un tipo de escultura biomórfica. Moore manifestó su interés principal por la figura humana pero también utilizó las leyes formales y rítmicas que dijo ver en formas naturales como guijarros, rocas huesos árboles y plantas. Sus figuras más frecuentes con sus formas fluidas, sus juegos de entrantes y salientes, sus interrupciones y agujeros se asemejan a la que vamos a comentar pero también veremos otras obras que se acercan a tótems o idolos de alguna religión primigenia e inconcreta, combinando formas que se asemejan a huesos, ramas y tallos con otras formas más inconcretas que parecen provenir del subconsciente. Estas características pueden verse en esculturas como “ Rey y la reina” y aún más claramente en “ Tres figuras de pie”, ambas de 1953.
Pero como hemos dicho , las esculturas más características de Moore son figuras recostadas como esta “Figura recostada nº 5. Seagram” realizada por Moore en.1963-1964.
Ésta es una escultura fundida en bronce y de gran tamaño ( su longitud sobrepasa los tres metros y medio). Aunque se mantiene la referencia a la forma humana, ésta ahora se transformará en una suerte de forma antropomórfica primigenia que parece brotada de la tierra, todavía en proceso de creación, con sus contornos y rasgos fluidos que, sin embargo, se interrumpen abruptamente, con sus rasgos anatómicos que parecen aún sin definir y con sus juegos de volúmenes convexos y espacios y planos cóncavos alternándose.
Las superficies exteriores y las líneas fluidas de los contornos de las formas parecen haber sido erosionadas por la acción de los elementos aunque la figura mantiene una rotundidad y un porte monumental característicos de la obra de Moore.
Por otro lado, en Moore la búsqueda del establecimiento de nuevas relaciones entre forma y espacio, propias de la escultura del siglo XX le lleva a introducir interrupciones ( como esta que parece dividir el cuerpo en dos partes dejando cabeza y tronco de un lado y piernas de otro) y agujeros que se abren en ella no sólo para establecer una relación más rítmica y dócil con el espacio circundante sino que con las partes del cuerpo que se yerguen y los huecos y espacios cóncavos que seaparecen en ellas evocar, tal y como él quería, un paisaje de suaves laderas, colinas que se alzan y grutas, abrigos, barrancos y valles que se abren, subrayando esa relación con la tierra de la que, como ya hemos dicho, las figuras de Moore parecen emerger con una majestuosidad mítica.
Las formas antropomórficas de Moore parecen conciliar tradición clásica y modernidad. Su clasicismo no sólo aparece en el empleo de materiales tradicionales ( Moore se consideraba un escultor de materiales y empleó casi exclusivamente la piedra, y la madera talladas o ela fundición de bronce) o por su referencia al tema la figura recostada sino por el modo también clásico de su “mostrarse”, del modo en como se asienta en el espacio y se relaciona con él.
Aunque la obra de Moore tampoco alcanzará la radicalidad experimental de otros escultores de vanguardia, es otro de los cénits de la escultura del siglo XX y ejerció mucha influencia en la escultura de su tiempo aunque quizás podría achacársele un cierta reiteración en temas y tratamientos formales.
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