viernes, 7 de agosto de 2009

Augusto de Prima Porta. Siglo Iº.


Como sabemos, dentro de la escultura romana, podemos distinguir dos tendencias: la del retrato naturalista, de tradición itálica y la de influencia griega o helenizante que, sobre todo a partir de la época imperial, va a ser del gusto de las clases dirigentes.
El Augusto de Prima Porta fue tallado en mármol blanco a comienzos del siglo I. Se trata de una representación helenizante, ya que, como hemos dicho, en el círculo del 1º emperador y la nobleza romana, se pondrá de moda el gusto por lo griego. La representación absolutamente clásica, con el rostro inexpresivo, el tratamiento de las proporciones y la composición en la que destaca la aplicación del contraposto en la postura ( la pierna derecha está soportando el peso del cuerpo y con el contorno interior del pie coincidiendo con el centro de gravedad y la pierna izquierda, liberada del peso, se flexiona hacia atrás), parece inspirarse en el canon de Polícleto. El retrato es idealizado ( no pretende tener en absoluto un parecido real con el representado). Augusto es mostrado como imperator (jefe de los ejércitos), con el brazo izquierdo sosteniendo una lanza y sujetándose el manto enrollado en torno a sus caderas. La mano derecha alzada parece estar imponiendo el silencio. Los relieves de la coraza muestran una representación simbólica cosmogónica con el sol, la tierra y unos dioses así como la conmemoración de un triunfo militar sobre los partos. El objeto de esta escultura es, por tanto, justificar el derecho de Augusto a ser emperador y la exaltación de sus virtudes y sus éxitos personales.

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