jueves, 30 de julio de 2009

La escuela de Atenas. Rafael Sanzio. Estancias de la Signatura, Vaticano.1510-1511


Rafael Sanzio, nacido en Urbino, algo más joven que Miguel Ángel y más aún que Leonardo es quien completa la terna de grandes artistas del Renacimiento Pleno del Cinquecento. Aún poseyendo un estilo absolutamente reconocible y personal, podemos ver como recibirá de su maestro Perugino el gusto por cierta dulzura en el tratamiento formal, especialmente de los rostros; de Leonardo, entre otras cosas, el empleo de la perspectiva aérea y del sfumatto y de Miguel Ángel, la ocasional querencia por la representación de cuerpos humanos poderosísimos.

Rafael gozó de un extraordinario prestigio en vida. En su juventud, trabajó en Florencia dónde realizaría numerosas imágenes marianas y de la Sagrada Familia que se convirtieron en un arquetipo en la representación de éstas.Después, Rafael fue llamado a Roma por el Papa Julio II que le encargó, entre otras cosas, la realización de la decoración de varias estancias del Vaticano, las llamadas estancias de la Signatura y de Eliodoro. Además, recibió innumerables encargos de la sociedad romana y trabajó también como arquitecto , haciéndose cargo de las obras de la Basílica de San Pedro, tras la muerte de Bramante y hasta su propia muerte, ya que Rafael murió con sólo 37 años en 1520 en Roma.
En sus últimas obras, en las que intervinieron otros artistas de su taller, se empiezan a dar aspectos que prefiguran el manierismo.
Sus pinturas más conocidas son La Virgen del jilguero, la Madonna de Foligno,el retrato de Baltasar de Castiglione, la Tranfiguración y los frescos que pinta en las estancias de la Signatura, de Heliodoro y del Incendio en el Vaticano.
En 1508, con 25 años, Rafael recibe el encargo del Papa Julio II para realizar unos frescos para la llamada estancia de La Signatura ( llamada así ya que era la sala dónde se reunía un tribunal ecelsiástico llamado " Signatura apostólica").
El fresco de la Escuela de Atenas es el más conocido de que realizó para dicha sala. Ésta es una habitación de planta casi cuadrada y cubierta por una bóveda vaída por lo que los cuatro grandes frescos de en torno a los 10 m. de anchura aproximadamente que realizará Rafael en las cuatro paredes tendrán el contorno superior semicircular adaptándose a los arranques de dicha bóveda.Rafael realizará ,además una serie de alegorías en los tondos de la bóveda.Los otros frescos son el Parnaso,la Justicia y la disputa del Sacramento. Por los temas elegidos es evidente la glorificación de la cultura humanista en esa visión unitaria y complementaria de la tradición cristiana y la clásica grecorromana.
La Escuela de Atenas tiene como los otros tres frescos que decoran la estancia, un a la base de la cúpula baída que la cubre.
En el fresco vemos una composición absolutamente simétrica y equilibrada( las figuras se reparten en masas simétricas a derecha e izquierda del eje vertical de la imagen al igual que los elementos de la arquitectura representada). La imagen está ordenada con un dibujo muuy preciso, habiendo una clara preponderancia de éste sobre el color y una perfecta perspectiva cónica frontal( cuyo punto de fuga está en el eje vertical de la imagen) y le permite representar con absoluta precisión la arquitectura en la que se sitúan los personajes.
la gama cromática es muy rica, por la gran variedad de colores utilizados y, como es habitual en la pintura del Renacimiento, la iluminación es difusa lo que provoca que, tanto en las figuras, exquisitamente dibujadas en las más variadas poses y dibujadas con armónicas proporciones, como en la arquitectura aparezcan tenues contrastes de luces y sombras y, por tanto, un leve claroscuro que es suficiente para sugerir el volumen y la corporeidad de éstos.
De este modo el color es otro elemento más, como la armonía de las proporciones de las figuras, la precisión del dibujo, el equilibrio de la composición,la coherencia en la representación del espacio y de las relaciones espaciales entre las figuras situadas en él, o la contención de las expresiones de los personajes, que contribuye a crear una imagen absolutamente armónica y, por tanto bella, segun el criterio del Renacimiento Pleno en el que se inscribe su realización.
La Escuela de Atenas es un homenaje a la cultura clásica de un humanista como Rafael. En este fresco aparecen los principales filósofos griegos, compatibilizando la cultura humanista de origen profano con la de la Iglesia, buscando, como ya hemos dicho, la conciliación de ambas.
En el centro de la imagen aparecen Platón (con el rostro de Leonardo da Vinci)señalando hacia arriba y haciendo referencia al mundo de las ideas y Aristóteles que señala hacia el suelo refiriéndose al mundo de lo observable. Heráclito (apoyado en un bloque y al cual presta su imagen Miguel Ángel), Diógenes ( recostado en las escaleras), Epicuro, Euclides (inclinado con un compás y representado por Bramante) , Sócrates (con túnica verde oliva) y su discípulo Alcibíades(vestido con armadura) en el grupo que conversa a la izquierda de Platón y otros filósofos son también representados por Rafael .En el extremo derecho aparecen retratados el pintor Sodoma y el propio Rafael. Con este recurso de relacionar los filósofos griegos con personalidades de su época, se pretende establecer una relación, una continuidad, entre la tradición clásica y la cultura humanista en la que ésta se funde con la tradición cristiana; además de un homenaje de Rafael a sus artistas más admirados. La arquitectura de reminiscencias clásicas que alberga la escena, con sus grandes bóvedas de cañón, evoca el ambiente de las basílicas y termas romanas pero también el proyecto que Bramante estaba realizando en ese momento para la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Los dioses de la Sabiduría, Apolo y Minerva o Atenea, también son representados como esculturas en las hornacinas de los pilares.

La enorme belleza de este fresco parece acrecentarse aun más con lo que simboliza. El hecho de que este fresco esté en el Vaticano y fuera realizado por encargo del Papa Julio II demuestra el triunfo de la cultura humanista hasta el punto de ser asumida por las máximas autoridades eclesiásticas del momento.
Sin embargo, a mediados de siglo, con el Concilio de Trento pretendiendo contrarrestar el crecimiento del protestantismo, la cultura humanista será lamentablemente arrinconada en aras de una mayor ortodoxia religiosa que se hará más rígida e intransigente.

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