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jueves, 17 de septiembre de 2009

Erecteion en la acrópolis de Atenas realizado por Mnesiklés entre 421-406 a. C..




Erecteion en la acrópolis de Atenas realizado por Mnesiklés entre 421-406 a. C..
El Erecteion fue construido en pleno siglo de Pericles, en el momento de máximo esplendor de Atenas, cuando ésta detentaba la hegemonía sobre el resto de polis griegas. Su construcción formaba parte del programa de reconstrucción de la Acrópolis de Atenas que, como sabemos, era el santuario principal de la ciudad y núcleo originario de ésta y que fue destruida en el 480 a. C. por los persas. Dicha reconstrucción fue impulsada por Pericles para precisamente conmemorar la victoria posterior sobre los persas y reflejar y simbolizar la ya mencionada hegemonía sobre el resto de las polis. Sin embargo, su construcción finalizó tan sólo dos años antes de que Atenas sufriera una derrota definitiva ante Esparta en la Guerra del Peloponeso, derrota que provocará el inicio de su decadencia.
El edificio es de orden jónico, como podemos apreciar, entre otras cosas, en sus columnas con basa, sus capiteles de volutas, su arquitrabe dividido en tres bandas horizontales y su friso continuo, y está realizado en el mismo mármol blanco pentélico del resto de edificios de la acrópolis. Es un templo de planta compleja y absolutamente original ya que está compuesta por la disposición en dos niveles que se adaptan al terreno de tres rectángulos de distinto tamaño.En su nivel superior, el cuerpo de planta rectángular más grande está subdividido en un pórtico hexástilo en su lado oriental y cuatro espacios interiores, dedicados a tres divinidades y al mítico rey de Atenas Erecteo, de quien el edificio toma el nombre. Orientado hacia el noroeste hay un pórtico de planta rectangular que era el santuario dedicado a Poseidón y hacia el suroeste un tercer pórtico de planta rectangular, aún más pequeño y en el que sobre un elevado murete o zócalo están situadas las célebres cariátides.Éstas son figuras femeninas, que cumplen la función de columnas sosteniendo el entablamento de este pequeño pórtico.
Su complejidad compositiva no resta armonía a la imagen resultante,absolutamente clásica, si por ésta consideramos la belleza basada en la disposición equilibrada y proporcionada de los distintos elementos que componen la imagen, supeditando éstos a la obtención de un todo unitario y armónico, y que sorprende por su elegancia y refinamiento formales que contrasta con la sobriedad igualmente elegante de la composición del Partenón.

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