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viernes, 31 de julio de 2009

Iglesia de Santa Sofía




Iglesia de Santa Sofía,Constantinopla ( actual Estambul). Arquitectos: Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. 528 en adelante. Su construcción fue promovida por el Emperador Justiniano durante la llamada primera edad de oro del arte bizantino( precisamente por el esplendor alcanzado en este periodo que coincide con el máximo desarrollo, económico y en extensión geográfica del Imperio bizantino), convirtiéndose en la obra cumbre de su arquitectura. La edificación se derrumbó parcialmente en el 558 y se reconstruyó haciendo la cúpula aún mayor..En la vista en planta podemos observar el aspecto original de la iglesia de Santa Sofía con el atrio hoy destruido. Desde dicho atrio se accedía al exonártex o nártex exterior  y desde éste al Esonártex o nártex interior. La función original de dichos nártex era albergar en las ceremonias  a aquellos fieles que todavía no habían recibido la comunión.
 Desde el esonártex se pasa a la iglesia de planta basilical con tres naves siendo la central mucho más ancha y alta que las laterales.
Los materiales empleados, ladrillo y cemento, así como muchas de las soluciones técnicas empleadas nos muestran a la arquitectura bizantina de Santa Sofía como continuadora de la tradición romana.
Los muros son gruesos y entre las columnas hay muchas que son recicladas de templos paganos anteriores: Algunos capiteles son una  simplificación del capitel corintio y otros tienen una forma de pirámide truncada invertida con decoración grabada en sus caras.  Los arcos son de medio punto.
Las naves laterales  están cubiertas por bóvedas de arista al igual que la amplísima galería,  llamada matroneum, que se halla sobre ellas,  desde la que las mujeres asistían a las ceremonias religiosas.
 La nave central está cubierta por la enorme cúpula y el sistema de semicúpulas. El tamaño de la cúpula y del espacio cubierto por ella, hace que, a pesar de tener tres naves, el espacio quede centralizado.
La cúpula se asienta sobre pechinas y fue realizada con ladrillos huecos de una  cerámica especial de menor peso específico, unidos con cemento para reducir su peso.  La cúpula descarga sus empujes  en un sistema de semi-cúpulas que cubren exedras en los extremos de la nave central  y de enormes contrafuertes sobre las naves laterales. La corona de ventanales que se abre en la parte inferior de ésta acrecienta la sensación de ligereza contribuyendo a resaltar la cúpula como imagen de lo celeste: la luz entrando por la corona de ventanales y  los brillos dorados de los mosaicos de la decoración interior contribuyen a una cierta desmaterialización de las formas y generan la sensación de que la cúpula flota en el aire. Con todo este complejo juego de luces y sombras y de efectos lumínicos, desarrollado por los arquitectos,  y con la sucesión de espacios que crean la cúpula, las semi-cúpulas, las exedras y las galerías y columnatas se buscaba  la transformación espiritual de los fieles.

Como ya sabemos, los bizantinos otorgaron un valor simbólico a las diversas partes del espacio religioso, ya que lo consideraban como de evocación de la Jerusalén celestial y lugar de transformación espiritual, así en Santa Sofía también observamos esta división:
1ª zona. Desde el suelo hasta el arranque de los arcos, configurada por un zócalo moldurado cubierto con paneles multicolores de mármol. Corresponde a lo terrestre.
2ª zona. Determinada por elementos estructurales como capiteles, enjutas y cornisas. Corresponde a una zona de transición.
3ª zona. Formada por las bóvedas, cúpulas y la cuenca absidial y está reservada a las representaciones de la divinidad. Corresponde al ámbito de lo celestial.Está decorada por  frescos y mosaicos en los que, como hemos dicho abundaba el color dorado y en esta zona parecen representados Cristo, la Virgen y los santos.
El altar estaba separado de la vista de los fieles por medio de la iconostasis para, de este modo, acrecentar el misterio de la liturgia. Ésta era una estructura de paneles, generalmente de madera, que se decoraba con imágenes que seguían un programa iconográfico muy estricto.
Como es habitual en la arquitectura bizantina el interior, profusa y ricamente decorado, contrasta con la austeridad y la ausencia de decoración de su exterior lo que, a pesar de ello, no resta magnificencia a la potente imagen exterior.
La decoración caligráfica árabe así como los minaretes que aparecen en las esquinas de su exterior son un añadido posterior a la conquista turca de Constantinopla en 1453 tras la que la basílica fue transformada en mezquita.
La influencia de la arquitectura bizantina en general y de Santa Sofía en particular en la arquitectura posterior será enorme. No sólo en la arquitectura románica europea, como puede verse en la Basílica de San Marcos de Venecia o en Saint Front de Périgueux y la Catedral de Angoulême ( estas dos últimas en Francia), sino también en la arquitectura otomana , ya que los sultanes otomanos harán construir mezquitas como la de Suleiman ( siglo XVI) o la Mezquita Azul( siglo XVII), ambas en Estambul, en las que la evocación de las formas de Santa Sofía servirán para justificar el poder y la autoridad de estos sultanes como sucesores del poder de los emperadores bizantinos.

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